jueves, 8 de septiembre de 2016

‘PALOS DE CIEGA’

Por Iván Antonio Jurado Cortés

Se sabía que algo tan ridículo podía suceder y fueron las manifestaciones que algunos sectores de la sociedad colombiana protagonizaron contra la improvisada cartilla ‘Ambientes Escolares Libres de Discriminación’ de doña Gina Parody, Ministra de Educación. Sin importar la formalidad y estilo de este trabajo pedagógico, se comprobó que en este país las posiciones conservadoras y anacrónicas de la mayoría de sus habitantes priman por encima de cualquier revolución social o pensamiento liberal.

Claro está que los mismos poderes del Estado son los que siguen atados a principios arcaicos, donde las comunidades religiosas juegan un papel determinante en muchas políticas públicas que se establecen en la tierra del ‘Corazón de Jesús’. Las marchas en distintas ciudades reflejaron dos problemas en los colombianos: intolerancia y odio por sus semejantes. Lo irónico es que quienes pregonan justicia y equidad social como el clero y autoridad civil, fueran los primeros en atropellar un comportamiento demócrata.

Era de esperarse que a esta actitud fanática de miles de colombianos en contra de una postura progresista, se unieran muchos medios de comunicación de corte conservador. Como dicen en mi tierra, un papayaso de estos no se podía desaprovechar, y fue el momento oportuno para pelar el cobre y reiterarle a la audiencia de que están hecho y quiénes son sus patrones. No es extraño que gran parte de la prensa se comporten como simples serviles de una cúpula elitista que siguen pensando que Colombia es una vasta finca, donde solo existen peones y amos.

Esta propuesta que les costó a los contribuyentes  1.585 millones de pesos, ahora pasará a engrosar los oscuros y polvorientos anaqueles del Ministerio, gracias al desconocimiento, improvisación y arrogancia de una mujer que no ha entendido que su función es fomentar políticas de educación y no imponerlas. Obviamente que el contenido de la cartilla es bueno, lo que no funcionó fue la manera como la propusieron; desconociendo pasos trascendentales como la sensibilización y socialización.

El asunto es que la señora ministra, no tuvo la decencia de reconocer que ese trabajo siempre contó con la venia del gobierno, no como ella lo dijo por salir de paso: “que las cartillas de ambientes escolares libre de discriminación, elaborada entre otros organismos, por el Fondo de Población de las Naciones, es una guía técnica no oficial que no ha sido avalada por esta cartera”; frase tan absurda como decir que un elefante entró al capitolio y nadie lo miro.

Cuando la chispa provocó el incendio, salió el señor presidente a decir que fue un error y que el trabajo se echa para atrás, borrando de un sombrerazo la millonaria inversión y el producto del polémico convenio. Este tema permitió esclarecer algunas dudas sobre la ineptitud de la señora Parody, que ni siquiera supo explicar un asunto tan sencillo: que este trabajo iba a generar herramientas concretas a las instituciones educativas del país, con el fin que se puedan incorporar en los proyectos educativos institucionales, temáticas acordes a lo que la Corte Constitucional ha indicado con claridad.

Asimismo este embrollo dilucidó la endeble actitud del ejecutivo nacional, quien sin escrúpulo alguno procedió como lo hiciere cualquier irresponsable, dar un paso atrás supuestamente por una presión ultraderechista encabezada por distintas iglesias cristianas y entidades de identidad medievalista, enquistando el principio liberal que cualquier ser humano tiene derecho a explorar. Las marchas en varias capitales son sinónimo que la nación sigue rigiéndose bajo lineamientos egocentristas y rancios, revestidos de hipocresía y manipulación, conllevando a acciones impulsivas y desproporcionadas que finalmente acaban en confundir en este caso a desprevenidos padres de familias.

Desafortunadamente una propuesta que yacía para adecuar los PEI conforme a la realidad y necesidad escolar, nuevamente se queda en el tintero. La comunidad LGTBI siempre ha existido, solo que por posturas mojigatas se había mantenido en el anonimato. Hoy, no por el hecho de que la ministra es gay el tema sale a luz pública, sino porque tiene que ser así.


La Constitución Política expone las libertades como un derecho de los colombianos y una obligación del Estado protegerlas. El cuento de las tales revistas fue bien aprovechado por la inmediatez politiquera del momento, motivando a las masas en favor de caprichos partidistas que no comulgan ni aceptan que las minorías tengan iguales derechos que los de ‘sangre azul’. Nuevamente el jefe de Estado ha pasado a la palestra pública por su cobardía y actitud alcahueta en favor de una funcionaria que desde que fue nombrada viene dando palos de ciega.

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