Por Iván Antonio Jurado Cortés
Se
sabía que algo tan ridículo podía suceder y fueron las manifestaciones que
algunos sectores de la sociedad colombiana protagonizaron contra la improvisada
cartilla ‘Ambientes Escolares Libres de Discriminación’ de doña Gina Parody,
Ministra de Educación. Sin importar la formalidad y estilo de este trabajo
pedagógico, se comprobó que en este país las posiciones conservadoras y
anacrónicas de la mayoría de sus habitantes priman por encima de cualquier
revolución social o pensamiento liberal.
Claro
está que los mismos poderes del Estado son los que siguen atados a principios
arcaicos, donde las comunidades religiosas juegan un papel determinante en
muchas políticas públicas que se establecen en la tierra del ‘Corazón de
Jesús’. Las marchas en distintas ciudades reflejaron dos problemas en los
colombianos: intolerancia y odio por sus semejantes. Lo irónico es que quienes
pregonan justicia y equidad social como el clero y autoridad civil, fueran los
primeros en atropellar un comportamiento demócrata.
Esta
propuesta que les costó a los contribuyentes 1.585 millones de pesos, ahora pasará a
engrosar los oscuros y polvorientos anaqueles del Ministerio, gracias al
desconocimiento, improvisación y arrogancia de una mujer que no ha entendido
que su función es fomentar políticas de educación y no imponerlas. Obviamente
que el contenido de la cartilla es bueno, lo que no funcionó fue la manera como
la propusieron; desconociendo pasos trascendentales como la sensibilización y socialización.
El
asunto es que la señora ministra, no tuvo la decencia de reconocer que ese
trabajo siempre contó con la venia del gobierno, no como ella lo dijo por salir
de paso: “que las cartillas de ambientes escolares libre de discriminación,
elaborada entre otros organismos, por el Fondo de Población de las Naciones, es
una guía técnica no oficial que no ha sido avalada por esta cartera”; frase tan
absurda como decir que un elefante entró al capitolio y nadie lo miro.
Cuando
la chispa provocó el incendio, salió el señor presidente a decir que fue un
error y que el trabajo se echa para atrás, borrando de un sombrerazo la millonaria
inversión y el producto del polémico convenio. Este tema permitió esclarecer
algunas dudas sobre la ineptitud de la señora Parody, que ni siquiera supo explicar
un asunto tan sencillo: que este trabajo iba a generar herramientas concretas a
las instituciones educativas del país, con el fin que se puedan incorporar en
los proyectos educativos institucionales, temáticas acordes a lo que la Corte
Constitucional ha indicado con claridad.
Asimismo
este embrollo dilucidó la endeble actitud del ejecutivo nacional, quien sin
escrúpulo alguno procedió como lo hiciere cualquier irresponsable, dar un paso
atrás supuestamente por una presión ultraderechista encabezada por distintas
iglesias cristianas y entidades de identidad medievalista, enquistando el
principio liberal que cualquier ser humano tiene derecho a explorar. Las marchas
en varias capitales son sinónimo que la nación sigue rigiéndose bajo
lineamientos egocentristas y rancios, revestidos de hipocresía y manipulación,
conllevando a acciones impulsivas y desproporcionadas que finalmente acaban en
confundir en este caso a desprevenidos padres de familias.
Desafortunadamente
una propuesta que yacía para adecuar los PEI conforme a la realidad y necesidad
escolar, nuevamente se queda en el tintero. La comunidad LGTBI siempre ha
existido, solo que por posturas mojigatas se había mantenido en el anonimato.
Hoy, no por el hecho de que la ministra es gay el tema sale a luz pública, sino
porque tiene que ser así.
La
Constitución Política expone las libertades como un derecho de los colombianos
y una obligación del Estado protegerlas. El cuento de las tales revistas fue
bien aprovechado por la inmediatez politiquera del momento, motivando a las
masas en favor de caprichos partidistas que no comulgan ni aceptan que las
minorías tengan iguales derechos que los de ‘sangre azul’. Nuevamente el jefe
de Estado ha pasado a la palestra pública por su cobardía y actitud alcahueta
en favor de una funcionaria que desde que fue nombrada viene dando palos de
ciega.
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