lunes, 7 de mayo de 2012

AROMA DE PROSTITUTA…

Por: Iván Antonio Jurado Cortés

No cabe duda que la mujer latina en especial la colombiana goza de exuberante y natural belleza, es por esta razón que la lívido sexual masculina de europeos y gringos se activa al pisar suelo colombiano. Se ha calculado que más del 75% de las damas nacionales que actualmente viven en diferentes partes del mundo han formalizado sus relaciones con extranjeros que, cautivados por la silueta, dulzura, color de piel y sensualidad de nuestras compatriotas han sido vislumbrados y por ende emparejados en matrimonio.

No hay necesidad de vender la hermosura de nuestras mujeres a través de hechos incomodos, indiscretos y antiéticos, ya que el posicionamiento de la belleza no necesita de estas actitudes como las sucedidas en la histórica VI Cumbre De Las Américas efectuada en Cartagena de Indias días; que la verdad, no parece haber sido una reunión política sino un evento amarillista de ‘lambonería’ y chisme internacional. No se entiende como la mayoría de medios de comunicación nacional habiendo tantas noticias de interés para las regiones, se dediquen a cubrir permanentemente programas informativos con chismes de quinta que solo acarrean desprestigio e incredibilidad periodística y territorial. Han pasado más de 15 días desde cuando unos prepotentes gringos, funcionarios de la seguridad norteamericana abusaron de unas trabajadoras sexuales que se ganan la vida entregando sus deliciosas carnes al mejor postor.

Aunque se dice que la prostitución es uno de los oficios más viejos del mundo y por ende a esta altura de siglo no causara escandalo; sin embargo sucede todo lo contrario, es una actividad que sigue provocando una serie de actitudes de rechazo o apatía por parte de la mayoría de las sociedades; especialmente en la cultura latinoamericana, donde se estigmatiza hasta en lo más profundo a las mujeres que practican este importante y vital oficio. Según estudios efectuados en diferentes países del nuevo continente, se establece que el 85% de las prostitutas provienen de familias humildes o como se dice en el argot capitalista de estratos bajos, concluyendo que una de las causas es la falta de oportunidades laborales y educación. El 15% restante son mujeres de clase media y alta, la mayoría movidas por la ambición al dinero, fama y poder.

El negocio sexual o prostitución se ha convertido en una oportunidad para cientos de niñas, adolescentes y jóvenes que miran a través de esta actividad un camino seguro para lograr sus propósitos, como: generación de ingresos y superación académica. Colombia después de Brasil es el segundo país en cantidad de mujeres dedicadas al “oficio más viejo de la tierra” o por lo menos a uno de los mejores disfrutados. El alto nivel de desempleo que existe en nuestra patria ha contribuido a fortalecer esta labor, que peligrosamente avanza a pasos insospechados.
Hoy en día no solo ejercen este oficio las solteras, o madres solteras; sino que también se ha convertido en una práctica popular en mujeres casadas o emparejadas, con el 80% de estas bajo el consentimiento del conyugue. Este fenómeno es muy común encontrarlo en grandes ciudades como Cali, Medellín, Bogotá, Barranquilla y Bucaramanga.

Se estima que por cada cien mil habitantes existe un promedio de quinientas damas (0.5%) que ejercen esta sensual y mojada función, incluyendo a las discretas (solapadas) y liberales. En esta oportunidad se debe hacer la aclaración que la palabra Puta significa: mujer que tiene relaciones sexuales con varios hombres, estimuladas por neto placer, y Prostituta: mujer que contrae actos sexuales con varios varones pero a cambio de dinero. Con lo anterior se detecta una profunda diferencia; sin embargo, en los dos casos el placer sexual para los hombres es el mismo. Sin olvidar que el 95% de las putas se gozan el acto, mientras que solo el 10% de las prostitutas lo disfrutan.

Colombia tiene más prostitutas que putas, y esto queda demostrado en la cantidad de prostíbulos existentes en los cientos de pueblos y ciudades. Caso concreto lo sucedido en Cartagena, donde unos militares gringos le negaron el pago por sus servicios a unas damas prostitutas de clase alta, las mismas que frecuentemente son asediadas y cotizadas por los ‘padres de la Patria’; pero con la diferencia que no existe el mínimo reporte de prensa o denuncia pública donde manifiesten de que el dinero de estos señores es estatal o mejor dicho, es pagado por todos los colombianos para que  se tracen políticas y ejecuten actividades en beneficio del pueblo. Pero esta vez como se trata del capital norteamericano, entonces si se cuantifica e investiga que cantidad de esos recursos fueron empleados para dicho fin.

Este bochornoso y repudiable suceso debe servir para analizar que estas señoritas de la “vida alegre”, solo se mantienen del negocio sexual pero de alto nivel… en otras palabras sobra la pregunta: Y si los gringos o europeos no vinieran a pagar esas significativas sumas de dinero, entonces que categoría de clientes criollos las visitan y las complacen económicamente? Lógicamente que no serán los vendedores de mariscos o taxistas o empleados de uno o dos salarios mínimos… necesariamente son personajes de fuertes ingresos, llámese empresarios, políticos o narcos… de esto no existe la menor duda…

Pero como dicen en mi tierra: “cada loco con su cuento”. De todas maneras, el servicio de la prostitución es vital para el equilibrio emocional, pasional e intelectual, siempre y cuando se explote y aproveche dentro de la normatividad ‘INVIMA’, sobre todo respetando integralmente a las ofertantes. Mientras lo entendamos como negocio, tengamos la seguridad que no habrá problema. El aroma de las prostitutas solo se disfruta, no se maltrata…

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