Por Iván Antonio Jurado Cortés
En medio de la adversidad y desidia
gubernamental, el deporte de mayor exigencia en el planeta vuelve a darle alegría
a un pueblo que ha puesto sus ojos en sus embajadores de excelencia, como en
los viejos tiempos. No cabe duda que las gestas deportivas de mayor impacto que
han alterado el corazón de millones de compatriotas a través del tiempo han
sido las de ciclismo. Sin demeritar por supuesto a deportistas de otras
disciplinas que hacen lo propio.
Desde el análisis físico y de preparación, los
profesionales del ciclismo, son la esencia de la disciplina y compromiso. De
los 365 días del año, el 98% de ese tiempo lo invierten en el estado atlético.
Lo único claro que tienen en la mente es gozar de condiciones ideales para
defender el honor y ese sano orgullo de la tierra, dueña de su descendencia.
Aunque sus mismos dirigentes a veces no capten la dimensión de este esfuerzo
deportivo, no es argumento para que estos gladiadores movidos por la sed de
triunfo, interrumpan sus decisiones.
Desde el más chico hasta el adulto mayor, todos
celebran y están informados de cada pedalazo dado por un escarabajo en Europa o
cualquier lugar del mundo. Cada época se ha engalanado con sus protagonistas
del momento: Ramón Hoyos Vallejo, Efraín Forero Triviño, Hernán Medina
Calderón, Giovanni Jiménez; pedalistas que la vulnerable historia deportiva-cultural
de Colombia ha sumergido en el más profundo de los polvorientos anaqueles. Sin
embargo, fueron ellos, quienes les dieron el brillo colombiano a gobiernos
obtusos que no se perfilan más allá de sus narices.
En la década de los 80 y 90, fueron otros los
tenores de este ilustre deporte; salen a luz guerreros ajustados a la
tecnología de ese entonces: Martin Emilio Rodríguez, Luis Alberto Herrera,
Santiago Botero, Rafael Antonio Niño, Fabio Enrique Parra Pinto, Gonzalo Marín,
Francisco Rodríguez, Martín Ramírez, Alfonso Flórez Ortiz, Marlon Pérez, Fabio
Duarte, Norberto Cáceres, Patrocinio Jiménez, Mauricio Soler, Gustavo Rincón,
Víctor Hugo Peña, Álvaro Pachón Morales, Álvaro Mejía Castillón, Oliverio
Rincón, Pablo Wilches, Luis Hernán Díaz, Javier Suarez , Jaime Galeano Rúa,
Edgar García Pérez, Oscar de Jesús Vargas, John Jaime González, José
Castelblanco, Rogelio Arango, Omar Hernández, Plinio Casas, Samuel Cabrera,
William Palacio, Abelardo Rondón, Carlos Mario Jaramillo, Rubén Darío Gómez,
José Execilino González.
Hoy, cuando las nuevas generaciones exigen
resultados a sus atletas en las distintas facetas deportivas, son los dueños de
las ásperas y empinadas vías, los que sacan a relucir la casta criolla y sacian
antojos de triunfo. Los mismos que se imponen en los más elegantes escenarios
donde las bielas son la herramienta de trabajo. La efervescencia patriota brota
por los poros de los aficionados al escuchar en las no emotivas transmisiones,
nombres de personalidades que engalanan nuestro ego colombiano. Estamos en la
época de fina tecnología que nos permite en cuestión de segundos saber de las
hazañas de nuestros créditos ciclísticos.
La oportunidad es nuestra, de sentir
orgullosamente ecos de ataque en la montaña; descensos vertiginosos a más de 90
km/hora y pisadas en distintos pódiums del globo terráqueo. Cada vez que exista
un ciclista colombiano recorriendo carreteras en el planeta, preparémonos para
la más exquisita emoción, y por supuesto, esperar triunfos. Son esperanzas
transformadas en envidiables realidades: Nairo Quintana, Rigoberto Urán, José
Serpa, Winner Anacona, Julian Aredondo, Jarlison Pantano, Sergio Luis Henao,
Darwin Atapuma, Esteban Chávez, Fabio Duarte, Miguel Ángel Rubiano, Carlos
Quintero, Oscar Sevilla, Alex Cano, Leonardo Duque, Walter Pedraza, Brayan
Ramírez, Rodolfo Torres, Juan Pablo Valencia, entre otros destacables.
Por el momento se ha bajado el telón; es un
corto receso mientras nuestros honorables embajadores se preparan física y mentalmente
para otra proeza más; esperando que suene la campana y las cadenillas entren
nuevamente en acción, poniendo a vibrar a millones de colombianos ansiosos de
escuchar y mirar cosas buenas que nos enorgullezcan realmente. Mi reconocimiento
para estos majestuosos campeones, representantes de un país que aclama y sueña con
mejor condición de vida.
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