Por Iván Antonio Jurado Cortés
No puede ser más absurda la posición del mundo
occidental respecto a la guerra desatada en el medio oriente, que comulgar con los
poderosos europeos que aliados con los hijos del `Tío Sam’, atacan
miserablemente a naciones inmiscuidas en sus propios problemas de orden
político y social.
Es lamentable desde toda óptica la actitud de
países que con la somera excusa de acabar con terroristas, desenfundan su
artillería contra la inerme población civil, que como siempre, no son responsables
de los desatinos gubernamentales.
La historia muestra con hechos los desafueros
bélicos ocasionados por Estados Unidos de Norteamérica y Europa en el medio
oriente. Las recientes guerras de Libia, Afganistán, Irak y ahora Siria, son
fehaciente muestra de la estupidez humana, patentada sobre el principio de
exterminar a terroristas. Estos países, todos, han quedado completamente en la
ruina; sus finanzas han sido esfumadas, la cultura destruida y como si fuera
poco, invasores por doquier, permeando la sensibilidad y el futuro de etnias
con ideologías naturalmente distintas a las occidentales.
Es obvio que la persecución a los árabes tiene
un común interés de parte de quienes se ufanan defender la seguridad mundial.
El petróleo, es el epicentro de estos desastres sociales que tienen a bordo una
tercera guerra mundial. Lo irónico es que los beneficiados no pasan de ser cinco
países, comúnmente los que han venido controlando el mundo desde hace décadas,
pero que irresponsablemente comprometen la soberanía de cientos de naciones.
Los medios informativos muestran al mundo la
supuesta victimización de la ciudadanía europea, e inducen a los radioescuchas
y televidentes engendrar odio contra otros pueblos que sufren en carne propia
el rigor de los bombardeos indiscriminados por parte de las fuerzas aliadas. No
se puede desconocer la presencia de grupos radicales, así como los hay en
Europa, Asia o América; con la diferencia que los del oriente medio, son árabes
musulmanes, disciplinados en su convencimiento.
Hasta el momento no existen aviones bombarderos
que seleccionen exclusivamente a sus blancos; simplemente se limitan a atacar presuntamente
cuarteles de integrantes en esta ocasión del estado islámico ISIS, siendo un
sofisma distractor, ya que los rebeldes islamistas tienen su manera de
ocultarse, dejando a la intemperie a la población civil, que finalmente son los
afectados, pagando con sus vidas el costo de una guerra ajena.
No se puede olvidar que el ISIS es una postura
radical financiada en alguna época por el gobierno gringo, con el ánimo de
enfrentar a sus enemigos de aquel tiempo. Esta base guerrillera se fortaleció
después de la devastación de Irak, especialmente de su ejército. Estas causas,
hoy, olvidadas por la mayoría, son la consecuencia en Siria, con resultados a
la vista. Entonces nos preguntamos: ¿Dónde están los responsables de esta
guerra? ¿A quién beneficia esta confrontación armada?
Pues como están las cosas, esta conspiración
bélica tiene un cómplice a favor de las fuerzas invasoras, y es la prensa. Está
claro que los medios de comunicación convencionales son los encargados de
auspiciar psicológicamente un respaldo en favor de los imperialistas.
Desafortunadamente casi nadie lee en árabe, de seguro que se conocería la otra
cara de la moneda, y de paso nos ilustrarían los principios de esta situación
conflictiva. La solidaridad debe venir para todas las víctimas de esta torpeza
humana.
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