viernes, 26 de diciembre de 2014

‘Vaca ladrona jamás olvida el paso’

Por Iván Antonio Jurado Cortés

Es un dicho popular para denominar las fuertes costumbres que muchos colombianos practican en el momento de cumplir con un buen o mal propósito. En este orden, se marca diferencia dependiendo de los principios civiles y éticos de los que bailan o no, con aquella música.

El último suceso relacionado con el polémico secuestro del Brigadier General, Rubén Darío Alzate, en el departamento del Chocó, pone en evidencia la fragilidad del costumbrismo nacional. No es aceptable que al primer inconveniente, tirar la toalla y salir corriendo.

Es obvio, una guerra que prácticamente para los que no sobrepasan los 50 años, la asimilan como una cuestión casi natural,  muchos ni siquiera saben la razón de ser del conflicto armado, reaccionando folclóricamente y emitiendo conceptos infundados, hasta el punto de manifestar que no se pierde nada con un eventual rompimiento de los diálogos de paz.

Es un absurdo decir que al país le va mejor combatiendo militarmente a los rebeldes, olvidándose las décadas de intentos, sin resultados positivos. Es cierto que en medio de un escenario de acercamiento y posible concreción de paz, la tensión y expectativa es común entre la ciudadanía, solo que no podemos confundirnos con un cese de hostilidades. Desde el inicio del proceso se planteó la posibilidad de una tregua bilateral, propuesta no aceptada por el gobierno nacional.

Según lo proyectado por el presidente Santos, el próximo año se espera unas conclusiones decisivas, que el pueblo finalmente avale o desapruebe a través de un mecanismo de participación constitucional. La delicadeza del asunto es que el gobierno al final del proceso, entienda y acepte la operatividad de las propuestas pactadas; que de llegarse a la realidad, inevitablemente sería la transformación del Estado.

Algunos medios de comunicación, también son responsables de crear falsas expectativas respecto a temas que sin concluir su discusión, les transmiten a las masas con el maquiavélico objeto de distorsionar los avances. Ni que decir la ‘oposición’ de poder, comandada por un expresidente insolente que no pierde oportunidad para contratacar una esperanza popular.

‘Vaca ladrona jamás olvida el paso’, refrán muy común entre nuestra idiosincrasia, basado en el neto costumbrismo, producto del masoquismo religioso y político permeado en la mente del constituyente primario, quien finalmente determina las directrices sociopolíticas del país. Es preocupante la actitud de la mayoría ciudadana, al momento de proceder frente a un tema tan espinoso como el proceso de paz.

Hay que entender las consecuencias de dialogar en medio del conflicto, empezando que las acciones guerreristas y sus agregados continuaran hasta que no exista un cese bilateral del fuego, algo simplemente posible, pero complicado desde la óptica gubernamental. Lógicamente existen razones que soportan estas decisiones, solo que en este momento no podrían ser trascendentales, al contrario, conllevan a entrabar el asunto.


Más que claro ha quedado que las estrellas pesan al momento de una determinación: Soldados rasos y suboficiales detenidos hace días atrás, no pasaba nada, fue una somera noticia; bastó que un brigadier general fuese aprehendido, para que el gobierno se manifestara con mensaje de urgencia. Este hecho permitió mostrar la vulnerabilidad al momento de conceptuar en favor o en contra de la paz. La respuesta fue la más fácil: suspender un interés nacional por un particular.

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