lunes, 15 de diciembre de 2014

LA PAZ, UNA VERDADERA TRANSFORMACIÓN


Por Iván Antonio Jurado Cortés

 
No cabe duda que las negociaciones entre el gobierno nacional y el grupo subversivo de las FARC E.P., es uno de los procesos que mayor atención acapara en todo el territorio colombiano; siendo prioritaria la urgencia que tiene esta nación en buscar una salida negociada a un conflicto armado que yace hace sesenta años, dejando miles de muertos, lisiados y otro tanto psicosiados por la zozobra e incertidumbre que genera la guerra.

Existe mucha expectativa por parte de la población, sin embargo las opiniones son encontradas; mientras unos son completamente escépticos a los resultados que se puedan lograr, otros, mantienen viva la esperanza de que esta fatídica controversia armada llegue a su final, empezando con la dejación de armas y la concertación para implementación de programas sociales incluyentes.

Lógicamente después de intentar en cinco oportunidades la búsqueda de soluciones pacíficas al enfrentamiento guerrerista, las opiniones seguirán fraccionadas generando incredulidad o esperanza.

Las negociaciones en Cuba, ha servido para aterrizar imprecisiones, fortalecer posiciones y enfocar la intención por un sendero real, responsable y objetivo, arrojando un proceso diferente a los anteriores, que, aprovechando las malas experiencias, hoy, las actuaciones se hacen bajo argumentos ajustados a la necesidad de una sociedad ambiciosa de tranquilidad y optimista por una mejor patria.

La ciudadanía de bien se ha manifestado en diferentes escenarios para respaldar tan importante acercamiento de los actores responsables del conflicto, solo algunos mal intencionados, añoran que el objeto no se cumpla, por el contrario, son partidarios de continuar en esta lucha equivoca que a la vista les ha arrojado positivos resultados individuales.

No obstante, los discursos son controversiales, mientras los negociadores del gobierno son claros en afirmar que el propósito es que las FARC E.P. se reintegren a la sociedad civil y puedan participar del proceder político electoral,  la delegación subversiva en cambio, ha reiterado que esta es la oportunidad para reformar estructuralmente el sistema gubernamental en el país.

Desde ya se observan contradicciones y actitudes no muy claras por parte del jefe negociador del gobierno, donde textualmente ha expresado: “esta es la oportunidad para la transformación de la sociedad…”, mientras en el mismo discurso más adelante manifiesta:”no hemos venido a discutir sobre el modelo económico, político o inversión extranjera, solo a buscar una negociación para la deposición de las armas…”, caso contrario con la contraparte, siempre han sido directos y concisos, actitud que incomoda a una parte de los colombianos.

No se puede desconocer que la razón fundamental que dio origen a la conformación de agrupaciones armadas, fue el modelo político y económico del país; una estructura neoliberal patentada por un capitalismo irresponsable ha originado resultados antisociales, como aumento de la pobreza, desempleo y escasas oportunidades de participación y equidad.

Es claro que la paz debe discutirse sobre hechos reales, teniendo como referencia la existencia de una gran problemática de desigualdad, injusticia, corrupción, desplazamiento y por supuesto un sistema económico-político apático al pueblo.

El tiempo ha demostrado que el actual sistema de gobierno no es el más conveniente para hacerle frente a la ingente necesidad de cambio que la población espera. En este sentido, se nota que el discurso de Iván Márquez está dentro de los términos inevitables para un serio proceso, de lo contrario, no tendría objetividad y el esfuerzo y sueño de millones de colombianos se iría al traste.

Los diálogos continuarán a pesar de la susceptibilidad del proceso. Temas álgidos e incómodos para el gobierno y capitalistas, como: tenencia de la tierra, implementación de una verdadera reforma agraria, ley de restitución de tierras, participación en política, judicialización por delitos de lesa humanidad, en fin, tornan unas negociaciones sensibles, debido a la trascendencia de las temáticas.

Está en juego una real transformación del Estado, idea inestable en el pensamiento de burgueses, elitistas y neoliberales asolapados.

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