Por Iván Antonio Jurado Cortés
Un anciano
con pensamiento lúcido y la experiencia de la vida encima, posaba sobre un
lugar estratégico de un barrio suroriental de la capital nariñense; alguien se
le acercó y preguntó: ¿Cómo mira la propuesta del Conpes agropecuario para
Nariño? Muy sabía su respuesta, y sin titubeos dice: puede ser la única
oportunidad de desarrollo para esta región sur del país.
Hace unos días, el
Presidente de la República, Juan Manuel Santos, aprobó el documento Conpes para
el Desarrollo Agropecuario de Nariño, que contempla inversiones por $2 billones
44 mil millones de pesos, para proyectos transversales y estratégicos de las
diferentes cadenas productivas, a ejecutarse en los próximos cinco años.
El mismo Jefe de
Estado aseguró: “Nariño tendrá la oportunidad de transformar la vida de su
gente. Entre 2014 y 2018 podrá invertir $1.6 billones (aportados por la Nación)
en desarrollo agropecuario. Seguiremos cumpliéndole a Nariño y a sus
campesinos”, indicó. Debe reconocerse la gestión y liderazgo que en este caso
ha demostrado el gobernador de Nariño. Ahora queda diseñar oportunamente
estrategias para la formulación de programas y proyectos sostenibles,
encaminados a cumplir con el objeto.
Jamás en su
historia este departamento sureño ha contado con tanto dinero para inversión
social. No solo recibirá del Conpes agropecuario, sino de otros convenios
nacionales como Contrato-Plan y por supuesto del SGR, recursos básicos para el
replanteamiento de una verdadera política de inversión departamental.
Lógicamente que los resultados dependerán de la diligencia institucional
regional y local. Los municipios tendrán su participación de acuerdo a la
gestión y presentación de proyectos técnicamente justificados.
Desde ya, algunas
organizaciones sociales se preparan para afrontar este gran reto, que podría
cambiar en algún momento el estigma de ser la cenicienta del país a través la
historia, hablando de inversión estatal. La responsabilidad es inmensa,
especialmente del próximo mandatario departamental como de los municipales,
razón para que en las contiendas electoreras venideras, la ciudadanía se
encamine por elegir autoridades de gran visión de desarrollo, hecho que obliga
perfiles académica y socialmente estructurados.
De ello depende el
aprovechamiento de la oportunidad económica que se avecina para esta sección
suroccidental de Colombia. Ya se ha probado con la ‘platica’ proveniente del
SGR, muchos municipios aún no han asimilado este nuevo sistema, retrasando
acciones e inversiones en sus comunidades. Obviamente que este tipo de
iniciativas deben ser lideradas por los ejecutivos municipales, ellos son los
llamados a trazar las metas encaminadas al mejoramiento de la calidad de vida
de sus representados, tal como lo propone el mandatario nacional.
Pero como todo es
una competencia, muchos oportunistas se enfilan con los ojos cerrados lograr el
25 de octubre del 2015, ocupar las primeras magistraturas locales. La población
electora también será responsable de las determinaciones políticas del próximo
cuatrienio administrativo. Es una obligación y compromiso compartido, pero con
la ventaja de que finalmente los determinantes del desarrollo o atraso de los
pueblos serán exclusivamente los sufragantes.
La pelota está en nuestras
manos de saber corresponder a la única oportunidad que el gobierno nacional
brinda a los ‘hijos del Galeras’. Que no se convierta en una fuente
enriquecedora ilegal.
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