Por Iván Antonio
Jurado Cortés
Colombia es uno de los países insistente
en mantener un sistema político que con el paso del tiempo solo ha demostrado aumento
de problemas sociopolíticos estructurales, yendo en contra de los intereses de
la clase popular.
El modelo neoliberal implementado en
el país del “Corazón de Jesús”, cada vez
se perfecciona a favor de los grandes inversionistas, supuestamente los que
mueven la economía nacional; de cierto modo es así; sin embargo, no se puede
perder de vista que el consumismo es gracias al pueblo.
Después de varias décadas, hoy sin
equivocación se concluye, que a medida que el sistema intensifica su capacidad,
los resultados saltan a la vista: aumento del desempleo, pobreza, corrupción, injusticia,
violencia y monopolización del poder económico y político.
La población ha aumentado
considerablemente al mismo ritmo que el nivel de pobreza. Obviamente, la responsabilidad
es compartida, debido que el constituyente primario es participe y determinante
para que este modelo continúe enraizándose y causando sendos estragos en la mente
y accionar de la sociedad, hipnotizada ante tanta desigualdad e injusticia.
Se ha dicho a los cuatro vientos que
Colombia es la nación más desigual del mundo, hecho que no incomoda a nadie,
por el contrario, apunta a engrandecer una cultura ´folclórica’ llena de vanas
ilusiones y sueños jamás realizables. Finalmente aplaudimos cuando nos dicen
que somos los más felices.
Lamentable observar la cultura de la
ilegalidad, cada día en aumento, invadiendo progresivamente el sentimiento y
contaminando la razón del buen proceder.
Pero todo tiene su lógica: “demos a Juan Pueblo lo que le gusta: rumba,
comida y bebida; mientras nosotros organizamos y manejamos a nuestro antojo
este país”… es una triste realidad, pero así es Colombia, nuestra patria.
Por estos días en el seno del
congreso de la República, se discuten temas de gran impacto para el futuro
político del país. Son modificaciones supuestamente estructurales de algunas
leyes; aunque se aparenta ecuanimidad y avance en el proceso, se sabe que todo
está fríamente calculado a favor del proceder neoliberal.
Es admirable la sutileza cómo los
zorros políticos defienden sus iniciativas, de manera tal, que sin afectar la
sensibilidad de los vulnerables, consiguen concretar propósitos en favor neto
de sus intereses.
El acaparamiento del mercado es
demasiado peligroso para la ciudadanía del común; en otras palabras, esto se
transfiere a una esclavitud de consumismo, donde la actitud psicológica de cada
mente humana juega un trascendental papel.
Lastimosamente nuestra cultura es
permeada sutilmente por el voraz capitalismo hasta el punto de que hábitos
innecesarios se conviertan en fundamentales para el supuesto desarrollo del ser
humano.
Se acerca una época de fiestas
navideñas, y el fervor religioso pasará a tercer plano gracias a una modernidad
hipócrita y perjudicial para la salud y el comportamiento.
Con el desorden económico que vive
actualmente Europa, donde países como España, Portugal Francia, Grecia y otros,
afrontan la peor crisis financiera de la historia, después de ser sólidas
potencias, hoy son acribilladas por un voraz modelo, “el capitalismo” y la
teoría del consumismo.
Con lo anterior se demuestra que
esta estructura económica-política está mandada a recoger; los cambios deben
ser profundos, enfocados a la desmonopolización, participación y ecuanimidad
financiera.
Es absurdo, pero es la verdad: la
banca privada entró en crisis y el pueblo europeo es quien deberá pagar las
multimillonarias deudas… la sombra de la costumbre ronda y opaca una cruel
realidad, que temprano o tarde colapsará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario