miércoles, 16 de julio de 2014

LAS COSAS EN SU LUGAR

Miércoles, julio 9 de 2014
Por Iván Antonio Jurado Cortés
A escasas horas para finalizar la versión 20 del campeonato mundial de fútbol, certamen organizado por la Federación Internacional de Futbol Asociado FIFA, las cosas se encuentran en su lugar. Prepotentes selecciones que pensaron jugar solo de nombre o historia, hoy, lloran su desdicha y de paso desilusionan a millones de seguidores en el mundo entero. Mientras otras con su reservada prudencia, fueron ovacionadas y reconocidas en su esfuerzo por tan dignas presentaciones.

Discusiones en torno al país organizador; protestas y rivalidades, ha tenido que afrontar el gobierno de la samba, como reacción a las ostentosas inversiones en la construcción de 12 megaestadios, algunos en lugares inhóspitos futbolísticamente hablando. Lógicamente la decisión de solicitar el turno para la realización del torneo deportivo de mayor trascendencia del planeta, tiene intereses y efectos políticos, más en un estado que viene liderando un proceso de transformación sociopolítica.

Obviamente las posiciones institucionales y populares dependen directamente de los resultados futbolísticos, especialmente en países folclóricos como los suramericanos. Las redes informáticas se convirtieron en el mecanismo más sencillo para expresar los pensamientos sociales en torno a la fiebre de la ‘pecosa’, siendo el reflejo de nuestro sentir.

En el tema del fútbol ha faltado página para que la gente exprese anhelos, sueños, disgustos, alegrías y decepciones. Con este último acontecimiento futbolero, las masas humanas de diversas culturas e idiomas, todas han disfrutado a su estilo los triunfos o derrotas.

Ya quedan dos partidos para clausurar la copa mundo, Brasil 2014, y aún se sigue escuchando desatinados comentarios por parte de la prensa internacional respecto al desempeño de sus representados o vecinos. La inesperada y contundente derrota del onceno ‘verde amarela’, con un marcador que desbordó cualquier presagio, indudablemente dividirá la historia del fútbol.

Las cosas en su lugar, porque Colombia hizo lo que su capacidad psíquica, cultural y folclórica le otorga; lo mismo Costa Rica y otras escuadras, unas con síndrome de favoritismo, otras como cenicientas; al final, solo los equipos coherentes psicológica y futbolísticamente se han impuesto sobre los ilusos y soñadores. Ya en la semifinal, sobreviven los mejores.

Como en el ‘deporte rey’, la lógica es relativa, en este momento, Brasil llora su desdicha y se resigna a guardar sus esperanzas para la próxima cita orbital. Una ‘naranja mecánica’ que nuevamente le ha sido esquivo el botín de oro, permitiendo que dos selecciones conocidas perfectamente, con cinco títulos encima, sean las afortunadas de acariciar el máximo galardón y de paso deleitar a millones de aficionados en todo el planeta.

Como todo en la vida, los humanos debemos prepararnos para atender hasta la mínima circunstancia, máxime en el deporte cuando la mayoría de veces nos enceguece el fanatismo. La tricolor arrojó lo que en su preparación había concebido, y su hinchada celebró lo que sus embajadores ofrecieron. Es incomodo decirlo, pero nuestra gente no está preparada para un triunfo mayor; necesariamente deben romperse paradigmas para que algún día avancemos y festejemos. Por lo pronto démonos por bien servidos.

El campeonato mundial llega a su recta final, con augurios, muchos controvertidos. Un supuesto robo a los colombianos, producto simple de nuestra efervescencia y acalorado folclore. En otras palabras, pretextos para asimilar nuestra acostumbrada realidad.


Las cosas en su lugar, porque los semifinalistas son seleccionados preparados deportivamente para este tipo de responsabilidades. Alemania o Argentina, cualquiera será digna del más grande trofeo. 

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