miércoles, 21 de mayo de 2014

MAQUIAVELISMO ELECTORAL

Por Iván Antonio Jurado Cortés

A medida que avanza la campaña electoral en busca de la primera jefatura del estado y gobierno colombiano, son muchos los desafueros que los candidatos presidenciales vienen cometiendo en el afán de lograr adeptos, con el propósito de aumentar su caudal de votos y de esta manera alcanzar el añorado omnipotente poder. Obviamente que en este trajín, son demasiadas las argucias por parte de sus protagonistas.

Publicidades tan folclóricas como: ‘no nos van a callar’, más que un mensaje electoral muestra un sabor insípido de una campaña que no tiene brújula, solo se limita a pescar en río revuelto, para finalmente encausarse por la mejor propuesta burocrática tal como ha ocurrido en las ultimas contiendas electorales. Es un partido que prácticamente hace años perdió su rumbo, y solo ha servido como comodín de grupos oportunistas, que han gobernado a Colombia en la última década.

Está bien que partidos tradicionalistas como liberal y conservador ya no sean los protagonistas de los procesos eleccionarios, pero preocupante se vuelve, cuando otras agrupaciones con nombres improvisados como Unidad Nacional, Opción Ciudadana y Centro Democrático, entran al dominio de las intenciones electoreras, quienes aprovechándose del desespero popular, permean el cerebro de los potenciales sufragantes hasta el punto de generar simpatía con propuestas contrarias a su dignidad humana.

Aunque el inventor de la reelección presidencial hoy toma de su propia medicina, ahora piensa que un candidato de la talla del ‘zorro’ puede desmembrar una aceitada maquinaria bañada en mermelada, que él mismo dejó proyectando para largo rato.

Como dice el refrán ‘cada loco con su cuento’, y es que de locos si tienen mucho estos personajes que se la juegan por llegar a la Casa de Nariño.

Incluso, otros habilidosos utilizan estrategias camaleónicas, cambiando totalmente su apariencia con el fin de concretar su sueño, caso Peñalosa, se acostó con un pensamiento ultraderechista, la divina providencia lo acompaño en su letárgico sueño y levantó dizque ‘progresista’. Algo increíble pero real. Pero lo más asombroso es que personalidades identificadas por su pensamiento social, sean los armonizadores y cómplices de estas variaciones ideológicas.

En la recta final de esta agitada campaña, se concluye que existen dos pensamientos de gobernabilidad, uno que apunta al fortalecimiento del paquidérmico gobierno neoliberal, y otro, dirigido a una restructuración del Estado en toda dimensión.

Pero como en toda campaña regional o nacional, la lógica entre la necesidad y la decisión siempre va en contravía. Mientras el pueblo se sumerge en la más profunda crisis socioeconómica, a merced de un gobierno clientelista salpicado por corrupción, al momento de tomar determinaciones para reivindicar su malestar, siempre erra, convirtiéndose en un endémico cirulo vicioso.

Pero la ‘mierdita que no ha tapado el gato’ es el ridículo enfrentamiento entre dos gamonales procedentes de la misma finca, quienes por ‘pequeñas frutas’ rompieron relaciones, y en el momento es el pleito que cautiva la atención de millones de desprevenidos, quienes en medio del acostumbrado folclorismo, descartan propuestas serias por sendos pantallazos populistas repletos de sandeces e hipocresía.


Este proceso electoral a diferencia de los anteriores se ha caracterizado por marcados sarcasmos y actos extremadamente populachos, dignos de ignorancia democrática. Un proceso de paz que al inicio gozaba de buen nombre, hoy, es el caballito de batalla de otro manzanillo que sin dudarlo se la juega por su reelección. El maquiavelismo electoral está a la orden del día, bajo la inerme parada del pueblo oprimido, que ‘reza’ y espera la venida de un redentor.

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