Por Iván Antonio Jurado Cortés
El
gobierno venezolano atraviesa por estos días una crisis interna, propia de un
país en transición del sistema neoliberal a un mundo con proyección más social.
Aunque Hugo Chávez en casi quince años de gobierno sentó unas bases políticas que
permitieron abrir paso a otra manera de gobernar, aún persisten debilidades que
de alguna forma afectan la estabilidad emocional y política de ese pueblo
bolivariano.
Hoy
los medios de comunicación al servicio del capital difunden imágenes y
versiones mostrando un país en total crisis y un gobierno a punto de colapsar,
razón para que el presidente de esa nación diga que son simples ‘marionetas de
la información’, muchas, repagadas por empresas norteamericanas o de extrema
derecha.
A
simple vista se detecta la falta de carácter del gobernante en el sentido de
contrarrestar el saboteo internacional, empezando con su vecino, Colombia. En
los más de quince días de supuestas revueltas sociales, se ha notado que el
gobierno venezolano improvisa en temas fundamentales para el Estado, y varias
decisiones tomadas son reflejo del desespero y presión extranjera.
En
este orden, se califica como error garrafal la detención de Leopoldo López, que
ahora y gracias al desorden administrativo del gobierno central, se ha
convertido en figura y mártir de un pueblo supuestamente ‘subyugado a una
dictadura socialista’. Esto me recuerda el histórico pasaje del ‘florero de
Llorente’, pretexto perfecto para iniciar con el proceso de la independencia
granadina, y que hoy, estos países latinos conmemoran y agradecen por semejante
gesto patriótico. Aunque las dos situaciones son estrictamente diferentes, en
el fondo lo que la oposición del gobierno bolivariano buscaba era un pretexto
político para enardecer los ánimos y aglutinar la mirada internacional, hecho
que les ha arrojado excelente resultado.
Es
lamentable que la presunta protesta social en contra del socialismo sea
manejada a su antojo por cientos de medios informativos, que no pierden
oportunidad para desinformar y confundir a la desprevenida opinión
latinoamericana. Imágenes y boletines de prensa inundan redes sociales,
plataformas noticiosas radiales y televisivas, fomentando cada vez un concepto
diabólico de lo que es la revolución bolivariana. La desinformación mediática
empieza a causar estragos que sistemáticamente permean la sensibilidad de
compartidarios socialistas de Venezuela y el mundo.
Es
verdad que al carismático Chávez es difícil de igualar peor superar, sin embargo, dentro
de lo que respecta al actual gobierno, existen vacíos que han quedado a la
deriva, siendo aprovechados estratégicamente por la contraparte política, caso
de la inflación, desabastecimiento de alimentos, entre otros, que se han
convertido en caballito de batalla para presionar al mandatario hasta el punto
de exigirle la dejación de su cargo.
Cabe
destacar el invaluable trabajo efectuado por la prensa opositora-neoliberal de
américa, que permanentemente cumplen con el mandato ‘yanqui’ de aniquilar
psicológicamente el pensamiento socialista. Y no podría ser ajeno a esta
encrucijada el sistema informativo de Colombia, que muchos de sus dueños y
directores anhelan transmitir el derrocamiento de la insignia
socio-revolucionaria de Latinoamérica.
Estos
medios informativos no son más que títeres al servicio del imperio,
convirtiéndose en arma letal y silenciosa para desestabilizar y contratacar
posiciones contrarias a la esclavitud económica que pretenden anclar algunos
países hermanos.
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