lunes, 27 de enero de 2014

‘CLUBES ESPIRITUALES’

Por Iván Antonio Jurado Cortés

Una de las complejidades que interviene en la vida del ser humano es el entendimiento de la mente, en este orden, la fe de un individuo es el pensamiento enclavado profundamente en la psiquis, permitiendo identificarse y definirse como tal, refrendando una huella mental ante sus semejantes. La fe es la fuerza de convicción de una persona en pro de afianzar o lograr un objetivo ya sea espiritual, laboral, medicinal, en fin, cualquier acción que se sobreponga a la normalidad.

La fe es el sentimiento especial producto de la función cerebral, exclusivamente personal. El pensamiento del hombre es indescifrable y lo seguirá siendo a través del tiempo, no se toca ni se mira, solo lo siente quien lo porta. La fe significa seguridad o aseveración de que algo se dará. Esta figura inmaterial va de la mano del pensamiento individual, inevitable en la toma de decisiones.

El asesino tiene fe de lograr a su víctima, el médico hace lo mismo con su paciente, el jefe o empleado asegura que cada vez le irá mejor, el cura con sus feligreses, y así por el estilo; la fe es innata a la imaginación. Sin embargo, y como ley homínida, a todo se le debe sacar provecho, y la fe no es la excepción, de ahí que este extracto mental sea la mejor herramienta para aglutinar y en algunos casos exprimir especialmente a las masas populares. Aunque toda actividad inmiscuye a la fe, ésta se ha hecho estrictamente sustancial y notoria en los procederes religiosos, exaltada en las congregaciones espirituales de todo el planeta.

El mundo occidental a diferencia de las creencias orientales, cada vez experimenta nuevas organizaciones en torno a la fe; desafortunadamente muchas de las mal llamadas iglesias simplemente son ‘clubes espirituales’ con estructura financiera definida, utilizando como pantomima una divinidad, realmente creada y sentida en la mente del inocente creyente, más no en quienes la dirigen, ya que es su instrumento de trabajo.

La población latinoamericana en un 90% es de tendencia cristiana, representada en diferentes agrupaciones o iglesias unidas en la ‘fe de Jesucristo’. Solo que esta devoción en muchas ocasiones es extirpada gracias a la habilidad de ciertos personajes de actitud sombría que dedican su vida descifrando formulas técnicas, psicológicas y espirituales para explotar el pensamiento de los demás, entre ellos pastores, guías espirituales, sacerdotes y otros, que le apuestan a la trascendencia de la vida después de la muerte. En Colombia existen decenas de congregaciones, todas concluyen en manifestar bienestar espiritual y social.

La espiritualidad es un principio sagrado que cada individuo posee, necesario para la integridad del humano; no significando que la persona deba estar forzada al subyugamiento de manías inescrupulosas dirigidas por “pícaros”, que solo buscan aprovecharse del principio de la buena fe, para saciar sus ambiciones y concretar aspiraciones religiosas perturbando millones de mentes, alineándolas alrededor de un cántico celestial y un beneficio espiritual para disfrutarlo en el ‘más allá’, sin importar el sentir y la necesidad del cuerpo mortal.

Caso concreto lo ocurrido meses atrás con el pastor cristiano Álvaro Gámez Torres miembro de la “Iglesia Salem”, quien dejó al descubierto el sadismo y la maldad de cientos de guías, pastores y sacerdotes que por miles de años se han camuflado bajo una sotana o una envestidura impecable, para hacer alarde de perfección, honestidad, humildad y servicio a los más necesitados.

Pero la gota que rebosó la copa fue el escandaloso comportamiento de una de las dueñas de la sociedad ‘Iglesia de Dios Ministerial’, María Luisa Piraquive, quien inescrupulosamente manifestó desavenencia por sus filiales con limitancia física, argumentando que Dios prohíbe predicar la palabra a personas con alguna discapacidad corporal.

Con esto queda demostrado que este tipo de sociedades eclesiásticas o mejor llamadas ‘clubes espirituales’ no son más que sectas netamente financistas, amparadas en la bondad e ingenuidad de miles de creyentes.

Varios estudios concluyen que más del 50% de las personas dedicadas al servicio ‘divino’, están enmarcados en la dinámica de ambición personal, deseos manifiestos y saciedad por gustos ostentosos.

Hoy en día estos ‘clubes espirituales’ se tornan como agrupaciones selectas, dando a entender que para pertenecer a este gremio necesariamente hay que cumplir con algunos requisitos, como posición socio-económica y por supuesto académica. El interés es monetario y de alguna manera político.


En conclusión, los negocios exitosos están en restaurantes y congregaciones eclesiásticas, debido que se han vuelto indispensables en la alimentación corporal y del alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario