Por:
Iván Antonio Jurado Cortés
Como buen santo, el doctor
Santos con su equipo colaborador ha puesto las ‘cosas en orden’, después de 18
días de permanentes manifestaciones populares expresadas en bloqueos de vías,
marchas, en fin, hoy el ejecutivo colombiano se prepara para revisar los
famosos ‘acuerdos’ que en medio de la presión y desesperación se pactaron con
los distintos gremios de la producción nacional. Esta vez sus acciones
populares de alguna manera lograron frenar esta emancipación agraria.
Lógicamente que dentro de las
renuncias era obvia la dimisión de los jefes de Agricultura, Interior,
Justicia, entre otros, que pasaron sin pena ni gloria en la administración del
señor Santos Calderón. Sin embargo, lo que verdaderamente ha motivado a los
sectores de la producción a bajar la guardia y retomar la disposición del
diálogo y concertación, fue la creativa y decidida actitud por parte del
presidente de la República para hacerle frente a esta convulsionada situación
social, que ha dejado incalculables
pérdidas sociales y económicas, sumado un inmenso sinsabor y desilusión
gubernamental.
Los famosos ‘acuerdos’
tácticamente calculados para empezar a ejecutarse después de seis meses, caben
perfectamente en la llamada ‘estrategia celestial’, proveniente de un Santos
habilidoso, que sin lugar a dudas tendrá efectos electorales a su favor. Ahora
la boleta queda así: “para cumplir estos compromisos pactados entre campesinos
y gobierno, lo ideal es que continúe el actual presidente”, convirtiéndose en
estribillo de campaña; y no es para menos, ya que los acuerdos logrados son
solo resultado de gobierno más no de Estado.
Las medidas compensatorias han
sido enmarcadas dentro del ‘Pacto por el Agro y el Desarrollo Rural’, nombre
dado por el mismo ejecutivo y aplaudido por los sectores en conflicto. Hoy
todos viven de la esperanza y confían en la palabra reflejada en una efectiva
firma presidencial. La ilusión y futuro de los gremios de la producción
nacional prácticamente han quedado en manos del actual mandatario; razón para
que los implicados se encomienden a todos los santos en especial a Santos, para
volver realidad los sentidos pliegos de peticiones.
En todo este devenir de los
últimos días los que han quedado mal parados son la mayoría de congresistas,
lógicamente porque son ellos quienes aprueban o desaprueban leyes, en este caso,
actos legislativos que afectaron profundamente la economía, salud, educación y
por ende el estado social de los colombianos. Los TLC están grabados en la
mente de los 46 millones de connacionales, hecho que desde su vigencia han
generado rechazo e inconformismo por las desventajas de competitividad y
perjuicios sociales que representan.
Se avecina una época electoral
donde la convicción del constituyente primario se reflejará en decisiones, que
de continuar el desánimo, se empezara a cambiar la historia política de esta
rica nación pero pobre en determinaciones populares.
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