Por: Iván Antonio Jurado Cortés
Cuando apenas se intenta calmar las
protestas sociales originadas por los diferentes sectores de la producción
nacional, empiezan a reaparecer unos personajes que por más de cuatro semanas
se mantuvieron hibernando en estratégicos ‘cambunches’, escuchando desde la
barrera los justos reclamos de millones de colombianos atropellados
permanentemente por la desesperanza y
miseria, gracias al diseño neoliberal y olvido por parte del gobierno y Estado.
Ya se escuchan opiniones favorables
a los afectados; algunos más osados intentan conectar relaciones y se ofrecen
como garantes o mediadores del proceso de concertación que por estos días
adelantan campesinos y representantes del Gobierno Nacional en diferentes
departamentos del país. Incluso en las redes sociales, que ha sido el medio más
efectivo para que la ciudadanía exprese sus opiniones y malestares, los
legisladores se las ingenian para recobrar un mínimo de aceptación.
Por encima de la infinidad de
conceptos contrarios al oficio como congresistas, ellos aún sueñan y más que un
sueño, acentúan un arduo trabajo contra reloj para insistir en recobrar una
supuesta credibilidad ante el pueblo que los eligió. La mayoría de legisladores
jamás pensaron que esta emancipación agraria tuviera tanto eco e importancia en
todos los niveles de la sociedad.
Hoy los ‘padres de la patria’, muchos se
lamentan de no haber tomado protagonismo en estas faenas huelguistas de los
productores. Varios tienen sus días contados, sin embargo no dejan de dar ‘patadas
de ahogado’, ilusionados que en algún momento pueda retornar la amnesia en sus
representados.
En la primera semana de paro, ni
el mismo gobierno mucho menos los congresistas creyeron que este levantamiento
popular tendría tanta resonancia en la patria; hasta algunos irresponsables manifestaron
sin ningún escrúpulo que ‘el tal paro no existía’, que solo eran unos arrebatos
alejados de la sana sociedad y muy pronto calmarían. Esta vez estos folclóricos
políticos han entendido y sentido el enojo y desprecio que la gente siente por
ellos, es por eso su preocupación, más cuando se avecina una fecha electoral
donde indudablemente se les pasará la cuenta de cobro.
Las consecuencias del Paro
Nacional Agrario no solo son económicas, sociales, sino que repercutirán
directamente en las aspiraciones reeleccionistas de estos típicos ‘señores de
cuello blanco’, responsables directos de toda esta hecatombe socioeconómica que
afronta el país del ‘Corazón de Jesús’. Con la aprobación de los TLC, se le ha
dicho a Colombia que no existe coherencia entre el discurso redentor de estos
políticos y sus acciones, solo han primado y primarán mezquinos intereses
capitalistas particulares, lo demás se traduce en simple falacia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario