Por: Iván Antonio Jurado Cortés
No se puede
desconocer que los ‘grandes’ dirigentes y funcionarios colombianos que
comparten plenamente con este sistema neoliberal, además de egresar dizque de
las mejores universidades del país o del exterior, se han convertido en
especialistas para tramar y saber ‘sacar el cuerpo’ a cualquier exigencia
popular por más engorrosa que sea. Prácticamente son buenos negociadores para los
intereses capitalistas y nocivos a la mayoría del pueblo.
Aunque por
algunos años desaparecieron las protestas, los sindicalistas y dirigentes
sociales que siempre lideraban a través
de marchas, paros o vías de hecho la reivindicación de sus derechos, hoy,
nuevamente muchos sectores de la sociedad nacional se han visto obligados a
volcarse a las calles y poner su grito de protesta en contra de arbitrariedades
o decisiones gubernamentales mal tomadas, que afectan directamente al ciudadano
de a pie.
Debe aclararse
que no se cambio la estructura de gobierno, solo fue el nombre de una persona y
su ‘tono musical’, pasando de oprobiador y pendenciero, a un táctico y frío
calculador, pero que al final el propósito es el mismo. La diferencia, además
de lo anterior, es que su equipo de gobierno que lo rodea es igual o superior
de hábil para manejar y enfrentar casos
hasta imposibles.
Una muestra
clara son los constantes paros, protestas y presiones, pero que al final
terminan resueltos por estos tesos de la ‘varita mágica’, que con solo moverla,
resucitan hasta los muertos.
Hace unos
meses, el país tuvo que afrontar un sólido paro de camioneros, luego de
cafeteros, paperos y lecheros,… al final, todos se levantaron con unos acuerdos
firmados en el lugar de los hechos, incluso se fijaron fechas y responsables. Con
el paso de los días, los supuestos compromisos pactados empezaron a ‘derretirse’
antes de llevarse a la boca; las firmas y responsables estatales salen al
frente de la dificultad, manifestando que por parte del gobierno no se ha
fallado, que es la contraparte quien no cumple lo estipulado.
¿Será que somos
malos negociadores ante los gobernantes? ¿Será que nos mienten al momento de
firmar compromisos? o simplemente nuestras autoridades son especialistas en
calmarnos con ‘pañitos de agua tibia’.
De todas
maneras cuando se hacen malos negocios, al final el perdedor vuelve a reclamar
por la ‘tumbada’, en este orden: cafeteros, paneleros, lecheros, porcicultores,
avicultores, en si todo el sector productivo colombiano retornará al folclórico
escenario del paro, y desde ya, la élite gubernamental se prepara para otra ‘toreada’
más, o mejor dicho: ‘otro pañito de agua tibia, ahora con sulfato’, para
desinflamar en seguida.
El paro del
Catatumbo que está cumpliendo un mes y diez días el del Piedemonte nariñense
organizado por indígenas Awá, son la muestra fehaciente de la indiferencia del
gobierno nacional, al tiempo que refleja la continua improvisación para
solucionar una aguda problemática, que no solo afecta a campesinos y aborígenes
de estas regiones, sino a todos los productores de la patria.
Cada vez, el ejecutivo
nacional siente que los ‘pañitos de agua tibia’ ya no le están dando resultado;
casi nadie cree en ese tipo de promesas, por más realismo que le impongan… todo
apunta a tomar dos decisiones: plantear un nuevo esquema de gobierno o utilizar
la fuerza y recriminación para contrarrestar a los aquejados.
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