Por:
Iván Antonio Jurado Cortés
Después
de varios años, el mundo entero entendió que la invasión gringa a Irak y
Afganistán fue un inmenso error, irremediable, por la cantidad de vidas humanas
que se perdieron y la guerra civil desatada, producto de la división interna debido
al desgaste guerrerista y la crisis socioeconómica. Hoy todos concluyen que fue
la peor equivocación que Estados Unidos tuvo con los países del Medio Oriente;
incluso hasta el mismo gobierno del norte reconoció su desatino.
Lo
lógico es que cuando se reconoce una falta o dificultad, se debe tratar de corregirla
para no volver a equivocarse o repetir las mismas acciones; sin embargo, parece
que todo este arrepentimiento del país del ‘Tío Sam’ ha quedado en letra muerta
o en un simple gesto hipócrita, afectando aun más su credibilidad, muy decaída
en todo el planeta. Y como si esto fuera poco, en esta semana el presidente
Barak Obama ha hecho público su apoyo militar a los rebeldes que intentan
derrocar al gobierno sirio.
Es
una invasión descarada, donde se hace notable la participación de la Unión
Europea, ahora con mayor intensidad, debido a la propuesta coadyuvativa del
gobierno Obama, en brindar apoyo para corregir la crisis financiera que
atraviesan estos países en los últimos años. A simple vista se identifica el
propósito de la intromisión gringa y sus aliados en tierras sirias y libias; es
claro que, estas naciones con ubicación estratégica y en cuyos suelos albergan
mucha riqueza mineral, es para estos aniquiladores de la soberanía, su carta de
salvación financiera.
Lo
lamentable de este nuevo ataque de los ‘gringos’ a tierra árabe, es la
complicidad de los organismos que supuestamente velan por los derechos humanos
y la soberanía de los estados como la OEA y ONU, hasta el momento enmudecidos
completamente, y si más adelante hablan, será para defender la ridícula e
injusta posición tomada por el imperio del norte, cada vez más convencido de
que es el ‘redentor del mundo’.
Esta
actitud frívola y mezquina de Norteamérica ensañada contra la población árabe,
solo le demuestra al mundo la ambición por un poder político y económico, sin
amortiguar para nada la egocéntrica posición de invasión y voracidad por el
bien ajeno. Mañana, una nueva guerra se desataría en contra de unos ‘supuestos
terroristas’ que esconden armas de destrucción masiva, y que de no proceder a
tiempo, estos desafiarían y someterían a sus vecinos a su antojo.
Con
esta actitud antisoberana, el gobierno del señor Obama ‘pela el cobre’,
quedando al descubierto que la aparente diplomacia y posición antiguerrerista
solo es un sofisma distractor, para continuar engañando a sus aliados y
simpatizantes, y de esta manera fortalecerse económicamente por un eventual enfrentamiento bélico.
El
objetivo para Estados Unidos de América, es desmontar un gobierno que en nada
corresponde a su ideología expansionista, ni mucho menos acolita ese apetito
opresor y de poder económico.
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