lunes, 10 de junio de 2013

‘NARCO NOVELAS’

Por: Iván Antonio Jurado Cortés

Desde que los gobiernos neoliberales se intensificaron en Colombia con el mandato de Cesar Gaviria Trujillo, la cultura nacional ha presentado cambios estructurales que con el paso del tiempo, pensamientos y acciones nocivas a los buenos principios ciudadanos se han convertido en ideales y ambiciones de muchas familias especialmente en los estratos sociales medios y bajos, y no es para menos, con la permanente imposición que desde los medios informativos se hace sobre el tema, no se podía esperar algo diferente.

La visión y misión de los presidentes elegidos desde el año 1990 hacia adelante, ha sido insistir en fortalecer una economía globalizada soportada en una decadente estructura productiva, que en nada compagina con lo diseñado por el imperio gringo para estas insipientes naciones. Con la globalización de mercado, Colombia se convierte en una rampa operativa de un sinnúmero de multinacionales que ofrecen y venden sus productos sin importar la cultura colombiana.

En esa competencia desleal y perjudicial para la población, entran a jugar un papel trascendental los medios de comunicación, en especial la televisión, ya que ésta además del sonido, ofrece imágenes tan reales, facilitando la transmisión de datos y señales que contribuyen al deterioro de las costumbres que los pueblos han conservado a través de cientos de años.

Esa mal llamada modernización ha entrado disfrazada de progreso, que de manera sutil aterriza endémicamente en la mentalidad de los televidentes, atrofiando enormemente las neuronas, determinantes del equilibrio psicológico del ser humano.

Para nadie es un secreto que la fuerza capitalista ha roto los paradigmas de la dignidad humana, contribuyendo a un eminente colapso social; ahora ya no importa el impacto negativo que la sociedad pueda recibir del sistema neoliberal, solo interesa cuanto dinero se puede ganar por unidad de tiempo y espacio.

Es tan absorbente el capitalismo, que la televisión, herramienta eficaz para informar, educar, entretener y culturizar, hoy es una víctima que a la vez victimiza a la teleaudiencia, sin importar la idiosincrasia popular.

Programas violentos como: ‘El Patrón del mal’, ‘El Capo’, ‘Los tres Caínes’, ‘Sin tetas no hay paraíso’, en fin; complementado con los famosos realitys, terminan idiotizando y trasladando a los televidentes a sueños peligrosos, que a futuro terminaran  con el fortalecimiento de la recalcitrante violencia que vivimos los hijos del ‘Corazón de Jesús’.

Queda claro, que la cultura colombiana revestida con principios de buen ciudadano, conservadores de la dignidad, civismo y ética, está mandada a recoger; prima el dinero que puedan recaudar estas empresas particulares de comunicación que la soberanía y autoestima de las personas.
                                                                                
Prácticamente es una cultura narcotelivisiva la que se impone en la ciudadanía nacional, propuesta por la oligarquía criolla y extranjera con el auspicio del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones TIC, Comisión Nacional de Televisión y Ministerio de Cultura.

No se entiende como la legislación colombiana es tan permisiva para que paquetes televisivos con tinte narco se transmitan en horario triple A, sin interesar la audiencia infantil y adolescente.

Las ‘narco novelas’ son el pan de cada día en los canales más vistos, además, según investigaciones, son los espacios que más venden, haciendo honor a la fórmula real del capitalismo deshumanizado, ya que diariamente sin ninguna resistencia entran a los hogares de todo el país con un mensaje de folclorismo violento, plato fuerte para este escenario de guerra que afronta la nación.

Será muy difícil que las autoridades en comunicación tomen cartas en el asunto, debido que existe una mafia de influencias, donde al mismo tiempo son juez y parte…

El pueblo colombiano con mirada impotente solo observa, cómo a través de la televisión se extermina la riqueza cultural  a cambio de modernismos, acolitada por miserables ‘pajecillos’ de paño inglés, que anteponen su poder político y económico sobre la debilidad e ignorancia política de sus representados.


Solo queda que el Ministerio de Educación Nacional, actúe a través de las instituciones educativas en pro de salvaguardar lo poco que queda de la verdadera cultura colombiana.

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