lunes, 25 de marzo de 2013

“DANDO EN EL CLAVO”


Por: Iván Antonio Jurado Cortés

El principal problema que ostenta el capitalismo de alto nivel, es que en el proceder por conseguir su propósito no le importa sobreponerse a la dignidad humana o a cualquier circunstancia que tenga que ver con la vida e integridad de las personas. Lastimosamente Colombia es de los pocos países latinoamericanos que aún defiende a capa y espada este sistema neoliberal.

Desde 1991 en adelante, toda reforma estructural que los gobiernos han realizado ha sido pensando en la privatización de los derechos que cualquier connacional debiera gozar libre y llanamente a nombre del Estado.

En sí, la paquidérmica arquitectura estatal se soporta en un enfoque netamente financiero, perjudicando enormemente el quehacer social, la cultura y biodiversidad en toda su integridad. Hoy miles de campesinos salen constantemente a manifestar en contra de tanta opresión económica que el gobierno central impone, basándose en proyecciones benéficas a los intereses capitalistas de la oligarquía y de grupos mafiosos que con dineros oscuros o producto de la corrupción intentan entrar al círculo selecto de quienes manejan esta patria, o mejor llamados de ‘cuna de oro’.

Como para remojar la memoria: los ministros estrellas del gobierno Uribe Vélez, en el momento son directores o gerentes de las multinacionales más poderosas y amenazantes de la soberanía; concluyendo que el paso por los ministerios se convirtió para estos encopetados personajes en experiencia, espionaje, manipulación y engaño al pueblo. Hoy desde el lado empresarial saben que hay que enriquecerse a costa de la ingenuidad, inocencia y folclorismo de la masa popular que alguna vez los defendió y aplaudió por sus nombramientos. Y no es para menos, con un ‘culebrero’ tan astuto como el de Ubérrimo, cualquier vulnerable come cuento…

Colombia lamentablemente con el cuentico de la globalización de mercado, se ha convertido en la ‘finquita’ de muchos poderos extranjeros que con la complicidad de políticos y empresarios nacionales entran como ‘Pedro por su casa’, disponiendo de una riqueza imposible para el resto de la ciudadanía, debido a las limitaciones interpuestas por la institucionalidad del Estado. Con el paso de los años, es una proeza que un pobre minero saque una licencia de explotación, caso contrario a un inversionista de gran calado, que sin hacer fila, inmediatamente la consigue… esto como para poner un ejemplo, muy cotidiano en la actualidad.

El pueblo colombiano con impotente mirada, solo observa cómo sustraen la riqueza forestal, minera, cultural, entre otras, que de no poner freno a estas actitudes, en poco tiempo no tendremos ‘Chocó Biogeográfico’, ni Amazonía, ni llanos orientales, mucho menos áreas productivas, todo por la tala indiscriminada, contaminación absurda e introducción de modernismos, acolitada por miserables ‘pajecillos’ de paño inglés, que anteponen su poder político y económico sobre la debilidad e ignorancia política de sus representados.

Y como si esto fuera poco, el capitalismo sigue rampante y absorbente, tal es el caso de los paquetes televisivos cargados de programas violentos como: ‘El Patrón del mal’, ‘El Capo’, ‘Los tres Caínes’, en fin; complementado con los famosos realitys, terminan idiotizando y trasladando a la teleaudiencia a sueños peligrosos, que de llevarse a la práctica terminarían  con el fortalecimiento de la recalcitrante violencia que vivimos los hijos del ‘Corazón de Jesús’.

Con lo anterior queda claro, que la cultura colombiana revestida con principios de buen ciudadano, conservadores de la dignidad, civismo y ética, está mandada a recoger; prima el dinero que puedan recaudar estas empresas particulares de comunicación que la soberanía y autoestima de las personas.

El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones TIC y la Comisión Nacional de Televisión agachan la cabeza al ver como estos capitalistas devoradores de la consciencia humana, arremeten contra la idiosincrasia y cultura del colombiano de a pie… malhechores o bandidos que desaparecieron por su propia ley, hoy son protagonistas en la pantalla chica; recreando la sangre amarga del criollo nacional y convirtiéndose en ejemplo del mal para las incipientes camadas juveniles.

No me equivoco cuando manifiesto que estos medios de comunicación ‘han dado en el clavo’, ya que diariamente sin ninguna resistencia entran a los hogares de todo el país con un mensaje de folclorismo violento, plato fuerte para este escenario de guerra que afronta la nación… el objetivo es ‘ganar platica’ suave y sin sudar, a costa de ‘Juan Pachanga’…

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