Por: Iván Antonio Jurado Cortés
Hacía
más de un año que la crisis cafetera había tocado fondo, hasta el punto que un significativo
número de cultivadores cambiaron de actividad o en algunos casos vienen
manejando dos o tres alternativas con el propósito de hacerle frente a esta
aguda problemática. Lastimosamente las otras salidas como la producción de caña
panelera y ganadería también se encuentran en las mismas condiciones o peor,
especialmente la panela cuya crisis se volvió endémica, que a propósito ya
ajusta una década en ‘quiebra’. Ni que decir con la explotación de ganadería lechera,
porcicultura o avicultura, todos están sujetos a los precios de maldición
gracias a la mala planificación estatal, apertura económica y tratados de libre
comercio con países potencias en explotaciones agropecuarias.
Existe un dicho popular muy trajinado en la sociedad colombiana: “No hay enfermedad que dure cien años ni cuerpo que la resista”; era obvio que la crítica situación del campo nacional iba a tocar fondo, más cuando siempre se hablo de una reforma estructural de la política agropecuaria y nunca se la hizo; los gobiernos de turno solo se limitaron a mitigar las necesidades agrarias con salidas de emergencia, más no han mostrado voluntad de corregir la causa de los problemas. Con el gobierno de Cesar Gaviria Trujillo, prácticamente se da paso formal al neoliberalismo capitalista, provocando deterioro progresivo en la columna vertebral del estado colombiano: salud, educación y producción agraria. Desde esa fecha hasta la actualidad, el país viene enfrentado a una eminente bomba de tiempo.
Aunque
hay que reconocer la habilidad de los gobernantes para maquillar y manipular
las difíciles situaciones, hasta el punto de revertir el problema, tal es el
caso del gerente de la Federación Nacional de Cafeteros cuyo postura debió ser
la defensa del gremio y sus representados, y no compartir la tesis del gobierno
opresor… hoy sale muy orondo expresando que a los productores se les ha llegado
al problema y por lo tanto no hay de que reclamar, todo lo tienen… la verdad,
no entiendo qué tipo de personaje es este directivo,… algo parecido sucede con
la representación del sector panelero y ganadero. Los intereses capitalistas han
absorbido completamente a estos dizque dirigentes que se apalancan y ufanan con
el sudor de los pobres campesinos, tomando whisky y viajando por el mundo,
argumentando ser los dolientes de los miserables ‘manicallosos enruanados’.
El
pueblo colombiano está cansado de recibir limosnas y ser mal mirado por la
oligarquía nacional, siendo reprimido en su justo reclamo con posturas y promesas
ridículas, y ahora por la fuerza pública, que de manera violenta atentan contra
la dignidad, en esta oportunidad con los labriegos hambrientos de equidad y
justicia social. Son aproximadamente 600 mil honorables familias cafeteras las
que se debaten en la incertidumbre de su proyecto de vida. Es el momento
perfecto para que el resto de compatriotas se solidaricen con estos
conciudadanos. Estas manifestaciones estaban incubándose hace meses atrás,… ha
llegado la hora de sacar a flote ante el mundo entero la injusticia y
desigualdad existente en el país del ‘Corazón de Jesús’
TLC,
revaluación, ausencia de investigación, limitada trasferencia tecnológica,
especulación de precios, elevado costos de los insumos y abandono estatal son
la causa que ha originado la inevitable
crisis que con el paso del tiempo ahondara hasta el punto de colapsar el
sistema productivo del país. Y como al que no quiere sopa se le dan dos platos:
camioneros, cacaoteros, arroceros, paneleros, lecheros, trabajadores informales,
amas de casa desesperadas, en fin, todos empiezan a levantar su voz de protesta
en contra de la política neoliberal y opresora que obstruye el normal
desarrollo de una de las sociedades más desiguales del planeta.
Cuando
entenderán los políticos y planificadores nacionales que si se paraliza la
producción agraria, automáticamente se desestabiliza el país, y por ende se
genera desorden social y retroceso en la economía. Con el caos social y
económico suscitado en estos días,
simplemente se concluye que “limosnas
para los hambrientos” no es la solución, sino la implementación de una política
estructurada y objetiva, basada en equidad, justicia social y desarrollo
sostenible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario