Por: Iván
Antonio Jurado Cortés
La historia universal enseña que el 65% de los acontecimientos ligados al proceder religioso y por ende conflictivo se ha derivado de netos intereses cristianos, solo el 35% provienen de actuaciones religiosas musulmanas o hindúes. Con esto queda roto el paradigma que los extremistas no son los que supuestamente nos hacen ver sino otros grupos sistémicos mimetizados.
El continente americano es
quien en la actualidad posee el mayor número de cristianos católicos que puedan
existir en el mundo, lastimosamente la iglesia solo se ha quedado en retórica e
inmersa en una liviana espiritualidad, son mínimos los hechos que coadyuvan a
brindar apoyo físico-lógico a las innumerables necesidades que las naciones
presentan.
La cruz, símbolo de respeto
e identificación, también fue utilizada para cometer las barbaries más absurdas
con millones de personas que intentaban e intentan expresar un pensamiento
diferente al cristiano.
El Vaticano es el país más
pequeño del mundo, pero el de mayor poder político, económico y social. En este
sitio se concentra una estructura cristalizada, donde el Papa es amo y señor.
Desde ese lugar se planifica la dirección de la iglesia católica, así como el
andamiaje económico de los países ricos al servicio del capitalismo. Ahora se
entiende por qué la sede no está en América sino en Europa; cuando lo lógico
debiera ser que este centro de ‘operaciones pastorales’ se concentraran donde
mayor incidencia y espacio de accionar exista.
Urge que el Vaticano o la
Santa Sede estén comprometidos directamente con la cultura, respetando a los
pueblos en sus costumbres; fortaleciendo los diferentes procesos sociales en
beneficio de los más desprotegidos.
Necesariamente la iglesia
católica debe modernizarse, mostrando y dando ejemplo de participación;
abriendo la posibilidad para que las mujeres también ejerzan el sacerdocio,
aceptando que el matrimonio no solo sea viable cuando se tienen hijos, sino que
sea un núcleo de armonía, compenetración y entendimiento.
La ética no debe vincularse
al pecado, porque la verdad, casi nadie se preocupa por el ‘pecado’. La ética
no se puede confundir con un simple sentimiento de culpa, sino que sea un
principio ciudadano benéfico a una comunidad. La iglesia jamás debe ser
sinónimo de poder, sino de servicio, algo muy débil en el cristianismo. Esta es
la razón fundamental para entender que el Papa debe vivir en América, ya que
estaría mejor identificado, si es que de fe y principios espirituales se trata.
Colombia no es la excepción
de la metodología cristiana, con el paso de los años se ha profundizado mucho
más este proceder, hasta convertirse en trampolín político de muchos
seudo-dirigentes, que aprovechándose de la fe y espiritualidad del pueblo,
manipulan y fortalecen su paso hasta conseguir sus objetivos.
Los tiempos han cambiado, y
la masa cristiana-católica exige decisiones y hechos contundentes al servicio
de los oprimidos. Es hora que el Vaticano deje a un lado el interés económico y
de poder, y se ciña a servir a las comunidades creyentes.
¿Será que los bancos más
poderosos del mundo o el Papa querrán trasladarse a América Latina?
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