Por: Iván Antonio Jurado Cortés
No cabe duda que el sistema neoliberal o capitalista se fortaleció en los últimos gobiernos, especialmente desde 1990 en adelante; sin embargo, a medida que ha ido pasando el tiempo se ha detectado una agudización en determinaciones estatales que prácticamente han roto la estructura de gobernabilidad popular, acelerando una caótica crisis socioeconómica en todos los componentes básicos de la sociedad.
Reconociendo que el peor error político cometido en el inicio de siglo fue aprobar la maldita reelección presidencial, quedando en evidencia que la clase política en su mayoría son unos amangualados y clientelistas, que solo piensan en sacar siempre la mejor tajada del pastel, dejando a una mayoría en la total incertidumbre y abandono. Caso concreto la recién aprobada dizque “Reforma a la Justicia”, que no es más que un escampadero de ratas a quienes les venía gruñendo el gato de la justicia.
Hoy nos damos cuenta que la mayoría de parlamentarios irresponsables que se hacen llamar “representantes del pueblo” son solo unos oportunistas, aprovechados de la ingenuidad, insensatez, vulnerabilidad, necesidad y folclorismo de una sociedad sumida en la ansiedad de cambio y bienestar social, que a diario clama por oportunidades de subsistencia. Más del 80% de estas personas de corbata gringa y paños europeos están investigados y otros tras las rejas, incriminados por aliarse con el diablo, tráfico de influencias, estupefacientes y apropiación de la ‘platica’ de una masa necesitada y angustiada por mejorar sus condiciones de vida. Ahora viene una pregunta caída por su propio peso: ¿Qué tanto puede velar por los intereses de un colombiano de a pie, un sinvergüenza de estos?... si a simple vista se nota la codicia por empoderarse del bien ajeno.
Colombia es de los pocos estados latinoamericanos donde prevalece el interés de un pequeñísimo sector de la población dedicado a los grandes negocios; ellos, conjuntamente con los ‘altos políticos’ son los encargados del diseño, proyección y futuro de las comunidades, pero siempre blindando a toda costa sus intereses capitalistas y de poder.
En la actualidad ni siquiera los pocos sindicatos existentes, tienen la suficiente valentía para enfrentar o por lo menos adoptar posiciones estructurales que identifiquen el afán y necesidad de los ciudadanos soñadores de un mejor país, donde prime una vocación ecuánime, de justicia y prioridad por lo colectivo; a ellos los invade el permanente temor de las represalias provocadas por fuerzas oscuras, impidiéndoles a estos ciudadanos intentar abrir camino en pro de un bienestar comunitario. Sin olvidar que Colombia es el país con mayor índice de muertes selectivas y desapariciones forzadas a sindicalistas y líderes sociales representantes de población vulnerable.
Y digo ‘maldita reelección’, porque desafortunadamente por estar pensando en este proceso, el presidente ya no gobierna para cuatro años sino para dos, porque los últimos son dedicados a campaña electoral con miras a continuar sosteniendo un rutinario poder sin medir consecuencias, que por lo general son lesivas para la mayoría de los colombianos. El anterior gobierno se mantuvo con el sofisma de la famosa seguridad democrática (en los próximos cuatro años acabaremos con las guerrillas), siendo este el lema de su reelección, que por cierto le dio excelentes resultados. Lastimosamente para este personaje, a última hora y por exceso de confianza se le ahogó la segunda reelección.
Sin olvidar lo inmediatamente sucedido, vuelve y juega el mismo cuento: “Prosperidad para Todos”: Cien mil casas “gratis”; indemnizaciones a las víctimas; subsidio a la tasa de interés para vivienda VIS y créditos Icetex; declaración de “Familias en Acción” como política de Estado; otras cien mil viviendas rurales. Todo en camino hacia la reelección. Muestra de esto, la Ley de Restitución de Tierras y Reparación a las Víctimas, que no se ha cumplido ni el 6% de lo prometido, sabiendo que ya transcurre la mitad del gobierno. ¿Será que la varita mágica del santo funcionará esta vez?... amanecerá y veremos…
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