Por: Iván Antonio Jurado Cortés
Aunque el Polo Democrático Alternativo ha sido una corriente política coyuntural desde sus inicios, esto no puede ser causa para aceptar comportamientos equivocados e individualizados que progresivamente han ido socavando la ideología y por ende fortaleciendo la incredibilidad de los militantes y opinión pública en general. Desde su fundación, el Polo ha tenido muchos tropiezos en lo administrativo y organizativo; afectando seriamente su estructura política.
La tendencia izquierdista del Polo Democrático hizo que diferentes corrientes inidentificadas por los principios socialistas convergieran cómodamente en un solo grupo que para el año 2003 se denominara Polo Democrático Independiente, integrado por fuerzas de izquierda como ANAPO, Vía Alterna, Frente de Esperanza, entre otros independientes que también se identificaron con la misma ideología.
La misma exigencia electoral del año 2005 obligó para que el partido de izquierda se reafirmara, y de esta manera enfrentara una campaña presidencial que brindaba espacios interesantes a los movimientos o agrupaciones políticas diferentes a la tradicional; sin embargo aun se sentía la debilidad institucional, motivo que enfocó la mirada a fortalecerse políticamente con posiciones coherentes a sus planteamientos, como el caso del Frente Social y Político FSP, Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario MOIR, Unidad Democrática y Movimiento Ciudadano, estas identificadas como Alternativa Democrática que al fusionarse con el Polo Democrático Independiente formaron el hoy conocido Polo Democrático Alternativo, que prácticamente ha sido el único movimiento político legalmente constituido que ha funcionado como oposición a los gobiernos neoliberales de las últimas décadas.
Lo preocupante para la democracia colombiana es que de no existir el Polo como fuerza política nacional, no hay otra organización que se caracterice por ideología y actúe como oposición a tanta arbitrariedad política, por lo general, desfasada de las verdaderas soluciones comunitarias. Y es que con el paso de los años, los problemas internos a esta institucionalidad política se han tornado inmanejables, tanto es, que no soportaron la presión política externa y reventaron a la luz pública las diferencias que ya venían haciendo mella desde tiempo atrás. La salida de Gustavo Petro en el 2010, posteriormente la retirada de Antonio Navarro y últimamente los senadores Luis Carlos Avellaneda, Camilo Romero y Jorge Eliecer Guevara han afectado seriamente la estructura política de este movimiento izquierdista; a esto sumado la vergüenza nacional por las actitudes individualistas y corruptas de algunos dirigentes como el ex alcalde Mayor de Bogotá y su hermano senador.
Es de urgente medida revitalizar, optimizar y redireccionar al Polo, con el fin de adquirir nuevamente el estatus político que desgraciadamente por la irresponsabilidad de algunos ‘malandros’, se ha visto menoscabada toda la organización. Lo importante es identificar y corregir las causas que dieron origen a tanta dilatación y tensión de los directivos, para de esta manera emprender un proceso de renovación e inclusión de pensamientos aunque sean diferentes de forma, en el fondo compartan un pensamiento de practicar el Estado Social de Derecho, la soberanía nacional, la Constitución de 1991, la libertad sindical y por supuesto actuar como socialistas enfocados a rechazar el neoliberalismo y toda actitud conservadora que vaya en contravía de los intereses populares.
El Polo Democrático Alternativo debe ser el medio legal, jurídico y estatal para fortalecer la reivindicación social en pro de las causas justas, equitativas, incluyentes y participativas a todos los temas de interés nacional. Pero al mismo tiempo, debe decantar las ‘impurezas’ producto de ‘ratas’ que utilizaron al Polo como el camuflaje ideal para contribuir al detrimento fiscal y patrimonial del Estado colombiano, ya que hasta la actualidad sigue siendo el Partido con menos cuestionamientos de corrupción y clientelismo y el único en velar por los más vulnerables. Esta corriente política debe reestructurarse en base a la necesidad sentida de una sociedad, ultrajada en sus derechos y dignidad, y por supuesto marginada de toda decisión trascendental.
Lastimosamente los demás partidos y movimientos políticos de nuestro país están participando dentro un sistema nocivo a los intereses de la mayoría de los colombianos, caso concreto, aprobando proyectos como: TLC, apoyo a las multinacionales, explotación minera a gran escala, reforma a la justicia para los militares, Ley de víctimas, reforma a la educación y todas las que tienen que ver con la tenencia de la tierra, y formas de trabajo. El Polo Democrático Alternativo necesariamente está obligado a salir del ‘añejamiento’ donde se encuentra, abrir espacios de participación y enfocarse a una posición disciplinada, siempre dando ejemplo de coherencia en sus ideales.
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