lunes, 5 de diciembre de 2011

“LA MIERDITA QUE NO TAPÓ EL GATO”,…

Por: Iván Antonio Jurado Cortés
Es cierto que en nuestro país mal llamado del “Corazón de Jesús” pasan cosas insólitas, estúpidas e irónicas a cada momento; pero algo que sobrepasa los límites de la sensatez y se pone al frente de las groserías mas infames que ofende directamente a millones de ciudadanos son, las frases emitidas por seudopolíticos, tristemente elegidos por el pueblo para que aporten soluciones efectivas a tanta necesidad y problemática existente y no para que aprovechen las investiduras utilizándolas en contra de quien la mano les ha extendido.
Se dice que a “grandes problemas, grandes soluciones”; frase que encaja y se refleja en los momentos más críticos de situaciones engorrosas sin horizonte a la vista, pero que  finalmente se sobrepone la racionalidad a través de buenos propósitos. Para nadie es un secreto que en Colombia se vive una marcada problemática social producto de causantes como la negativa a una reforma agraria, desplazamiento, explotación minera intensiva, desbordados niveles de corrupción estatal y una acentuada pobreza sobrepasando los promedios continentales, todo esto maquillado y disfrazado bajo el antifaz de un “crecimiento económico” real para empresarios pero perjudicial para la operatividad popular.
La verdad, en los últimos años nos viene invadiendo la pasividad, resultado de un régimen autoritario e imperativo de políticas, muchas de ellas en contravía del sentir ciudadano. Al mismo tiempo, somos responsables de corresponder a favor de actitudes nocivas a un verdadero desarrollo integral de una sociedad más justa y equitativa.
No se puede admitir aseveraciones de un constituido, donde manifiesta que el Estado debe correr con todos los gastos de transporte, especialmente combustible y otras “arandelas” para funcionarios y dirigentes del país. Caso concreto lo manifestado en días pasados por el señor Juan Manuel Corzo, “honorable” presidente del congreso o bien llamado “padre de la Patria”, que con esa propuesta está a años luz de ser honorable o ganarse el respeto cómo autoridad de una sociedad. Desde el punto de vista social es inaceptable, que una persona devengando un salario por encima de los veinticinco millones de pesos, más los retazos producto de maniobras conocidas como parte de la seudopolitica o trabajo sucio de la política, salga con semejante despropósito, de seguro que está ‘fuera de sus cabales’… entonces que podríamos pensar de la mayoría de colombianos con los escasos quinientos treinta y cinco mil pesos al mes!!! Esta sí que es una verdadera estupidez y abuso de confianza por parte de este sinvergüenza.
Continuando con estas absurdas e hirientes cosas de la política criolla, escuchamos a otro campeón manifestando que: “la política es más rentable que el narcotráfico”, palabras efectivas del ex congresista Juan Carlos Martínez, hoy preso en la cárcel “La Picota” por varios delitos. Pero esto no es todo; faltaba “la mierdita que no tapo el gato”: “A los estudiantes ‘revoltosos’ no queda más sino aplicarles tratamientos represivos con los brazos legales del Estado, como por ejemplo la utilización de armas no letales pero con alto  voltaje de electricidad para adormecerlos y sacarlos de las justas reclamaciones”. De por sí, estas propuestas son descabelladas y preocupantes, sabiendo que quien las dice es el inmediato Ex vicepresidente de la República, pregonero del respeto a los derechos humanos. Con pensamientos tan salidos de tono y sin razón alguna, necesariamente a los colombianos nos debe llevar a la reflexión, todo con el objeto de ponernos en postura de rechazar a individuos y políticas prepotentes y arbitrarias en determinaciones que se deben consensuar con la población.
La crisis social colombiana, aunque para el gobierno no existe como tal; obliga al organigrama gubernamental trabajar en propuestas serias, objetivas y encaminadas a corregir directamente las falencias y necesidades del pueblo. Nuevamente, es resaltable lo realizado por los universitarios, que sin violencia alguna han podido reclamar justicia y por lo menos mantener una esperanza para una gran masa estudiantil del país. Este ejemplo ya empezó a ser replicado en otros sectores hasta el momento reprimidos de la sociedad, y estoy seguro que de continuar así, en poco tiempo se empezaran a mirar resultados  favorables a tanta clemencia popular.

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