Por: Iván Antonio Jurado Cortés
No tiene ninguna lógica que en una orquesta musical no se cuente siquiera con una persona que entone las canciones. Obvio que debe existir una armonía y articulación permanente entre instrumentos y vocalistas, para de esta manera darle integridad y sonoridad a la agrupación, y todo supervisado por un director. Igualmente acontece en la vida pública, especialmente en las direcciones ministeriales o departamentos administrativos. No alcanzo a entender la desfachatez que ha venido sucediendo en el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, con la detención y juzgamiento de algunos integrantes del gabinete que hicieron parte activa del escándalo de AIS, sin antes haber empezado por la cabeza mayor; por el hombre que daba y era el responsable de aquella política. Para nadie es un secreto que uno de los sectores más vulnerados por muchísimos años ha sido la rama agropecuaria, afectando con esto a miles de pequeños y medianos productores en todas sus latitudes.
Aunque lo real y justo fuera que las políticas agrarias se aplicaran para todo el país sin discriminación alguna; lastimosamente esto no ha sucedido en nuestra amada Colombia. Se nota claramente que la planificación general la hacen personas económicamente poderosas y confabuladas en beneficiar a los grandes inversionistas (entre bomberos no se pisan las mangueras), y esto se refleja en los amplios contrastes entre pequeños - medianos y los colosales explotadores del agro. Se esta percibiendo un capitalismo salvaje en todas sus dimensiones con el único propósito de salvaguardar la integridad y los intereses económicos de terratenientes y aduladores de los gobiernos de turno.
No podemos continuar hablando de una reforma agraria, sin antes haber realizado un diagnóstico serio, real y basado en las intrínsecas necesidades de millares de campesinos abandonados y maltratados por las migajas de unos centralistas encopetados, que solo piensan en ganar más a control remoto y en el menor tiempo posible. Es demasiado vergonzoso saber que en Colombia con un área de 1.141.748 kilómetros cuadrados, con una población estimada de 45 millones de habitantes; solo el 0.06%, es decir 2428 colombianos sean los dueños de más de 44 millones de hectáreas. Esto equivale a la bobadita del 53% de la tierra fértil. Mientras que 1.3 millones de campesino de ruana y botas “venus”, que son el 35%, solo sean los dueños de la miserableza de 345.000 hectáreas, o sea, el 0.42% de la tierra apta para la explotación agropecuaria (Datos IGAC). De esta manera jamás emprenderemos una política seria en beneficio de los afectados.
Y como si esto fuera poco; faltaba la tapa del “caneco”: se destapa la olla podrida sobre el famoso AIS. Empieza el desfiladero de acusados; todos argumentan que no sabían de lo que estaba sucediendo, que ellos solo cumplían una hoja de ruta establecida y dirigida por el minagricultura del momento y con el visto bueno del presidente. De alguna u otra manera los sindicados tiene razón; es más, ellos solo laboraron para una empresa que tiene nombre y doliente propio. Lo inconcebible es que a esta altura del partido no se haya procedido con la identificación y posterior judilización del verdadero cerebro del descalabro de la línea de subsidio y apoyo al campesino colombiano. Obviamente que existe un responsable técnico y político de este asesinato del presupuesto agropecuario. Dejémonos de vainas, no dilatemos más el cuento con la ciudadanía y procedamos a inculpar al responsable de este nuevo asalto, que no utilizó pistola; sino corbata, paño inglés, con características específicas montadas en un formato europeo.
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