Por: Iván Antonio Jurado Cortés
Cuando empezamos a dar los primeros pasos, a oír y pronunciar las primeras sílabas; desde ese momento escuchamos de nuestros progenitores que debemos ser personas de principios. Dentro de los principios morales, que por razón lógica del ser humano se deben aprender desde las entrañas del vientre materno y posteriormente en el transcurso del desarrollo físico de la persona; existe uno muy fundamental para la formación integral del ser humano, y éste es la ética. Ética, palabra de mucha resonancia en nuestro popular dialecto, que desafortunadamente se ha convertido en un estribillo y formalismo pasajero contribuyendo con esto a la degeneración del verdadero significado.
Actualmente se encuentra tan “trajinada” y golpeada esta elegante palabra, que muchos ciudadanos no escatiman en pronunciarla cada que se presenta la oportunidad de brindar consejos o reprensiones al hijo, trabajador, amigo y en muchas ocasiones en las aulas de clase. Pero en ningún momento nos sentamos a analizar con profundidad el complejo significado y las implicaciones que podría tener si llegamos a ponerla en práctica en todos los estamentos y espacios públicos de nuestra sociedad. Para esto me remito al diccionario DRAE, donde tácitamente se explica de la siguiente manera: ético, ca: (Del lat. Ethicus, y este del gr. ἠθικός). Adj. Perteneciente o relativo a la ética. 2. Recto, conforme a la moral. 3. m, desus. Persona que estudia o enseña moral. 4. f. Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. 5. Conjunto de normas morales que rigen la conducta humana… Con esto se concluye que la ética es el modo de comportarse de tal manera de no afectar ni en lo mínimo a los semejantes que nos rodean.
En la mayor parte de países europeos y muchos orientales, cabe mencionar que no solo son avanzados en ciencia, tecnología y calidad de vida; también lo son en el buen comportamiento, y por supuesto la ética juega un papel importante en estos avances sociales. Caso concreto lo que sucedió en días pasados con un legislador indonesio que apoyó la aprobación de una severa ley contra la pornografía. Renunció en seguida, después de ser sorprendido mirando videos sexuales en su computador durante pleno debate parlamentario. Obviamente y según la ley oriental esto no era causal para tomar aquella decisión; pero aquí queda demostrado que los principios morales están por encima de una ambición de poder o económica.
Caso contrario a lo que sucede en nuestro país, especialmente en varias dependencias oficiales. Lo que ha venido aconteciendo en la última década en la política colombiana, prácticamente refleja la decadencia de los principios morales del ser humano. Es triste y preocupante a la vez que las personas supuestamente de “acomodada familia” y con todos los pergaminos académicos habidos y por haber, sean los primeros en auspiciar y fomentar los malos hábitos del comportamiento humano. Finalmente termino argumentando que en nuestro país se le hace honor a la ética, pero a la ética de etiqueta o sea un formalismo…
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