Por: Iván Antonio Jurado Cortés
Uno de los obstáculos más grandes que ha tenido Colombia desde hace varias décadas ha sido la corrupción. Inclusive esta es la causa para que se hayan desencadenado consecuencias letales en nuestra sociedad; como es el caso de la violencia en todos sus frentes y contenidos, de la misma manera ha sido la responsable del detrimento fiscal afectando directamente los intereses y las sanas pretensiones de millones de ciudadanos de bien.
En la última década el reinado de la corrupción se institucionalizó en nuestro país, llegando a extremos inconcebibles. Tal es el colmo, que escuchamos frases como estas: “la corrupción es inherente al ser humano”; palabras textuales de uno de sus protagonistas de actualidad. Se ha vuelto tan familiar la palabra, que hasta los niños sin ningún problema la pronuncian; incluso muchos que no conocen su significado la manifiestan con orgullo y tesón. El panorama es completamente desolador; más aún cuando en los últimos años este “cáncer” de la sociedad avanza a pasos agigantados. Es incierta la situación actual del país, ya que se mira como las entidades de control y fiscalización del Estado son debilitadas y en algunas ocasiones absorbidas por esta feroz Reina. No hay noticiero, ni periódico, ni día que no se mencione el nombre de la Reina.
En la actualidad el reinado de la corrupción tiene espacios propios en todos los estamentos de la institucionalidad. Es impresionante como cada día siguen cayendo rendidos a los pies de su majestad, jueces, alcaldes, parlamentarios, ministros, en fin… Estoy un poco nervioso porque esta provocadora Reina enceguece con sus curvas y embruja con su perfume a ricos, pobres, feos, bonitos, militares, curas y hasta gays; sin embargo, al mismo tiempo me tranquilizo porque estoy protegido con un escudo relleno de principios ciudadanos y flameado en ética. De continuar a este ritmo de conquista, la ninfómana Reina acabará hasta con el “nido de la perra”.
Llegó la hora donde las instituciones académicas jueguen un papel importante, más del que han venido haciendo. Es necesario y urgente fortalecer el humanismo no solo en los colegios, sino también en los claustros universitarios. A mi juicio esta sería una propuesta estructural para combatir a esta hermosa y provocadora Reina; obviamente con la concurrencia de los entes de control y justicia, haciendo de sus funciones un proceso ejemplarizante, contundente y eficaz contra todas las mañas que se derivan de la encantadora corrupción. El terrorismo está claudicando a millares de colombianos que aún creemos que algún día brillará el sol. Pero no es el terrorismo bélico, sino el terrorismo sistémico de la encopetada Reina; conllevando a la sociedad a una degeneración genética en principios morales y cívicos.
Cabe anotar que la Reina tiene miles de pretendientes, pero los más opcionados son aquellos que visten trajes ingleses, corbatas de marca, lociones parisienses y no se movilizan en transmilenio, mucho menos en bus urbano. Además, últimamente juega un papel preponderante el apellido y el cargo. Estoy seguro que muchos compatriotas no calificamos a estas pretensiones. Por lo tanto tenemos que “resignarnos a convivir con la ética y los buenos modales”. Aunque varias veces tengamos que consumir m…
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