viernes, 18 de marzo de 2011

Endulzando las palabras…

UNA ESCLAVITUD DISFRAZADA…

Al inicio del siglo XVI es cuando empiezan a llegar los primeros “Negros esclavos” al continente americano; todo como producto de una actividad que empezaba a proclamarse como el mejor negocio de los europeos, de hecho que fue uno de los más lucrativos. Después de varios siglos de haber sucedido este inolvidable suceso que marcó para siempre la historia de la humanidad; hoy, nos ufanamos diciendo que este fue un acto delictivo e indignante que va en contra de cualquier sociedad civilizada. Pienso que en algún momento así fue, es más, me equivoque cuando pensaba que la esclavitud se había abolido. Sin embargo, el tiempo ha dado la razón y la seguirá dando si los modelos políticos y económicos de algunos países, en este caso latinoamericanos no cambian.

Colombia, geográficamente ubicada en el punto estratégico de interconexión con el resto de países suramericanos, fue la puerta de entrada y testigo de todos los invasores que saqueaban y comercializaban con humanos como si fueran mercancías. Con el “Grito de Independencia” engendrado el 20 de julio de 1810, solo apenas empieza una tortuosa lucha en pro de la libertad americana. Sin embargo este proceso fue efímero si lo comparamos con la visión de los protagonistas de aquella época libertaria. Ellos siempre pensaron que el sacrificio, incluyendo sus propias vidas iba a servir para asegurar una verdadera libertad y bienestar para sus compatriotas; pero finalmente, hoy tristemente decimos que no se viene cumpliendo con ese mandato patriótico.


Con la implementación arbitraria de un sistema neoliberal en nuestro país, arranca una profundización de los problemas que hasta esa fecha podrían ser solucionables. Se empieza con la privatización de la salud; contradiciendo con esto lo que siempre se ha pregonado: “la salud es un derecho” y es gratuita. Hoy la salud es uno de los negocios más rentables que existe en nuestra sociedad. Así mismo la educación, también responsabilidad del Estado, se ha convertido en una obligación del pueblo y a costos desequilibrados para muchos ciudadanos. La privatización del 90% de las empresas estatales, originando el despido masivo de trabajadores a la merced de su suerte. El derecho al trabajo, para nosotros simplemente es un estribillo, actualmente con más del 25% real de desempleo. En cuanto a la informalidad, hoy se calcula que el 50% de la población productiva hace parte de los empleos informales o de medio tiempo. El sector agropecuario no se queda atrás, el 80% de tierras fértiles y productivas se encuentran en manos de un escaso 0.06% de colombianos, limitando de esta forma la actividad agropecuaria para la gran mayoría de los  productores rurales o campesinos.

En conclusión, lo anterior se resume a una simple y llana esclavitud moderna, con una actitud persuasiva, conllevando al colombiano del común a un estancamiento integral de sus derechos y necesidades. La verdad: “es indignante lo que nos sucede…”

Por: Iván Antonio Jurado Cortés
Fundación AWAVIDA

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