viernes, 25 de marzo de 2016

Semana de ‘pasión’

Por Iván Antonio Jurado Cortés

Más que un sentimiento espiritual o religioso, es una vana costumbre de aprovechar los días sagrados del cristianismo para realizar actividades distintas a la vocación mística. Lo irónico es que los mismos católicos son quienes imponen el desorden, contribuyendo directamente al deterioro de la fe, esa que utilizan en otros escenarios para mostrar lo que no son.

Ha llegado la ‘semana mayor’, época de reflexión, reconciliación y enmienda, tres palabras comunes en la boca de millones de feligreses que se preparan todo el año para descargar sus pecados en estos siete días. El arrepentimiento y perdón es una exigencia de la iglesia para que su pueblo se encamine por el sendero correcto. Lastimosamente, son los adscritos a esta congregación los que por estas fechas pervierten el pensamiento de los pocos que aún quedan entorno a una devoción.

Paseos, playa, bikinis, traguito, rumba y otras denominadas obscenidades son las propuestas para esta semana, que avanza silenciosamente con la intensidad de una ansiedad enceguecida por encontrar una vida relajada, llena de placeres mediáticos. La mayoría argumentan que es la única oportunidad donde se puede disfrutar y echarse una ‘canita al aire’. Ahora ya no son peregrinaciones a los centros sagrados, sino turistas en busca de distracción y descanso.

Pero en algo si coinciden todos los católicos, y es en que la semana santa es una ‘semana de pasión’. Es tan corto el tiempo que emana esta tradicionalidad cristiana, que definitivamente toda acción desarrollada se hace en medio de la celeridad, o sea, con inmensa pasión. Igualmente sucede con los concurrentes a los templos y otros lugares de oración. Todo colombiano vive estos días con mucha pasión.

En el fondo, los gastos de ocio son tan similares y a veces mayores, que los ocasionados en diciembre, por la sencilla razón que en este último mes del año las fechas especiales son más de entorno familiar que de paseos. Por esta época el escenario es perfecto para ejecutar hasta las pasiones más desenfrenadas que circulen en la mente del ser humano. Hoteles, casas fincas, playas y en mínima proporción los templos, son los que finalmente guían al turista o peregrino a ejercer su función farisea en tiempo santo.

Sin ninguna duda ha podido más el sistema neoliberal del país que la cultura religiosa cimentada desde siglos atrás. Las promociones turísticas y vacacionales para esta ocasión están a la vuelta de la esquina. Precios para todos los alcances se enmarcan en cada espacio popular. Y no se puede asegurar que muchos de los que no viajan son porque la fe los conlleva a darse golpes de pecho en las capillas más cercanas, sino porque esta vez no contaron con el presupuesto para salir de tour, y no les queda sino resignarse a pelar rodilla.

Obviamente miles de feligreses disfrutan de estas festividades eclesiásticas, la mayoría demuestran su recogimiento espiritual, participando de las distintas programaciones propias de los días santos. Y como para complementar el plato fuerte del disfrute, una jornada futbolera, ha capturado millones de miradas en todos los niveles de la sociedad.

Como buenos hijos del ‘Corazón de Jesús’, no es ningún obstáculo conseguir dinero; nuestras mentes para este menester son tan creativas que ni la más pequeña mascota esta ajena al riesgo de que en cualquier momento se empeñe por lograr el ‘billetico’, lo importante es viajar y disfrutar al máximo. Con demasiada razón en días pasados nos tildaron como los más ‘felices del mundo’. Nuestro folclorismo es tan absorbente, que no mide las consecuencias después de la calentura; siempre creemos que el redentor vendrá a salvarnos.

La pasión religiosa se transforma en un paganismo mágico, contagiante para cualquier individuo. La fe es muy bien aprovechada por el mercado y la industria sin humo. Algunos dirían que la gente se está alejando de Dios, discusión sin salida. La sensación espiritual de cada católico se convierte en una dinámica pasional que entorpece el endémico proceder del hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario