Por Iván Antonio Jurado Cortés
A
propósito de polvos, los que la gente mucho disfrutó en los recientes
carnavales de negros y blancos celebrados en el sur del país, existen otros ‘polvitos’
que solapadamente la sociedad colombiana se los goza permanentemente. Entre
dichos y refranes, una buena eyaculada es considerada un excelente ‘polvo’ o
‘polvazo’, actitud regocijante para sus protagonistas. Lastimosamente la
función fisiológica mayor practicada en la vida del ser humano como es el
coito, sigue siendo un farisaico tabú que carcome progresivamente la mente de
los facultados.
Así
como ingerir alimentos es una real necesidad para la supervivencia, las
relaciones sexuales son aun de mayor importancia, entendiendo que es la única
manera para la proyección de la vida. A diferencia del resto de los seres vivos,
el sexo en los humanos por irresponsabilidad de los mismos se ha convertido en
un irónico misterio, que por evitar la estigmatización, este comportamiento se
encuentra expuesto a grandes riesgos que podrían afectar la propia vida.
En
este orden y por designios ‘cristianos’, tanto monjas como curas, ante los ojos
devoradores de la misma secta se han abstenido aparentemente de una necesidad
natural tan importante para la armonización y equilibrio metabólico del cuerpo.
Sin embargo, según recientes investigaciones, uno de los mayores riesgos que
actualmente ostenta la religión católica a nivel mundial, es la desertación de sus pastores, siendo la abstinencia sexual
la mayor causa.
Es
común escuchar casos de pedofilia, homosexualismo y accesos carnales violentos,
por parte de líderes religiosos, lo mismo que la ridícula justicia para
castigar a los infractores. Desde hace siglos en nombre de las sectas
religiosas se han venido cometiendo atroces crímenes, conllevando a través del
tiempo a la formación de actitudes anacrónicas, generando retrocesos en el
comportamiento de la sociedad.
Se
dice que alrededor del 70% de los dirigentes católicos son cuestionados por
actitudes ‘mojigatas’ en contra de su propia necesidad. La única manera de
comprender como este procedimiento ha permanecido figuradamente en la historia
eclesiástica es por la sutil hipocresía
tanto de la institucionalidad religiosa como de sus congregados.
La
presión de las sociedades modernas ha contribuido aunque de manera lenta, para que
estos vetos vayan desenmascarándose, quedando al descubierto la realidad del
sentimiento humano. Hoy no es raro observar sacerdotes con hijos o monjas en
iguales condiciones. Cada vez este fenómeno estigmatizado por la ultraderecha
conservadora, es más común, hasta el punto de formularse con carácter de
urgencia propuestas formales ante el alto clero.
Indudablemente
de aprobarse que los curas puedan tener pareja, automáticamente disminuiría
tanta crueldad interna, que martiriza constantemente a estos subyugados
espirituales, y de paso evitar ‘polvitos’ solapados, que en este caso
particular no son tan disfrutados, al contrario muy criticado.
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