martes, 10 de diciembre de 2013

‘MINIFALDA’ PARA CARNE DE RES

Por Iván Antonio Jurado Cortés

No cabe duda que la mujer latina en especial la colombiana goza de exuberante y natural belleza, razón para que la lívido sexual masculina de europeos, gringos y latinos se active al contemplar tan indispensable creación. Se calcula que más del 85% de las damas nacionales que actualmente viven en el exterior han formalizado relaciones sentimentales con extranjeros que, cautivados por la silueta, dulzura, color de piel, sensualidad y manera de vestir han sido vislumbrados por nuestras mujeres.

Colombia como muchos países del continente americano descendientes de grandes asentamientos indígenas, ha heredado de esta prodigiosa raza la elegancia y naturalidad de sus féminas, reconocidas a nivel mundial por su naturalidad y profunda feminidad.

Hoy, dentro del folclorismo nacional se habla del tema del uso de la minifalda que a simple vista es extremadamente ridículo, debido que la discusión se enfoca en el simplismo de una prenda femenina, más no se detienen en la profundidad del asunto como es la presunta violación sexual a una mujer que lucía esta sensual prenda.

No hay necesidad de estigmatizar la hermosura de nuestras connacionales con hechos incómodos, indiscretos y antisociales, ya que el posicionamiento de la belleza no necesita de actitudes mal interpretadas como la sucedida hace unos días en un reconocido restaurante cerca a la gran capital, que la verdad, no parece haber sido una cena discreta, más bien una rumba cargada de adrenalina, malicia, placer y mucha pasión producto de un encuentro efímero lleno de curiosidades. Algo normal si lo concebimos dentro del ambiente ‘pachanguero’ y de liberación humana en el marco del libertinaje.  

No se entiende como los medios de comunicación nacional habiendo tantas noticias de interés para las regiones, se dedicaran a cubrir ininterrumpidamente un suceso cargado de suspicacia; alimentando el amarillismo y fomentando el  chisme de quinta que solo acarrea desprestigio e incredibilidad periodística y territorial. Solo las investigaciones nos dirán si hubo acceso carnal violento contra esta joven o si fue una noche mal habida por el exceso de licor y de confianza.

Aunque hasta el momento las versiones son sórdidas y bastante difusas, no se descarta ninguna de las hipótesis, incluyendo la más remota como la violación sexual. Aquí entra a juego el otro mal entendido de la famosa liberación femenina, que quienes la practican, actúan desmedidamente empezando por el abuso de vicios que antes eran exclusivamente masculinos, coadyuvantes para alegrar y calentar el cuerpo sin medir posteriores consecuencias.

Se dice que la presunta víctima es una persona de 19 años que para el Estado colombiano es mayor de edad, entendiéndose como responsable de pensamiento y actos, y que junto a otras damas disfrutaba de una buena comida en medio de alcohol y rumba, para después terminar abusada sexualmente.

El problema no fue la minifalda en ‘Carne de Res’ sino la irresponsabilidad de una persona por su errado comentario, desde todo punto de vista desatinado. Jamás existirá argumento válido para justificar el accionar violento de una persona contra otra, más cuando de quebrantar la dignidad o la honra de una mujer se trate.


Lastimosamente este bochornoso incidente de trascendencia nacional, ha demostrado el estado vulnerable del colombiano en cuanto a la madurez sexual y la estigmatización hacia el género femenino. Las palabras del propietario del establecimiento en cuestión es producto del pensamiento machista, arcaico y prepotente de hombres que siguen pensando que la subestimación de las mujeres es parte de la cotidianidad y costumbre patria.

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