lunes, 2 de septiembre de 2013

SE ME ‘CHISPOTEO’

Por: Iván Antonio Jurado Cortés

Hoy más que nunca se le puede decir al resto del mundo, que Colombia es el país más ‘folclórico’ que existe, basta con darse cuenta el actuar de sus habitantes de todas las esferas sociales, siendo relucientes y memorables las acciones protagonizadas por los políticos y gobernantes.

Esta vez con nuestro presidente de la República, quien en una actitud desesperada o cínica  aun está por comprobarse, expresa a los cuatro vientos frases tan provocativas como: "el tal paro nacional agrario no existe", conllevando con esto al enardecimiento de las multitudes que en los últimos días ha permanecido volcada en las calles.

Y como si esto fuera poco, en otra de sus confusas intervenciones, dice: “yo no sabía que el Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural no había cumplido su pacto con los sectores de la producción agropecuaria”. Y para rematar, otra salida en falso: “di instrucciones precisas para que mis funcionarios inmediatamente se levanten de la mesa y retornen a Bogotá”, aunque esta última no es tan diciente, sin embargo, también manifiesta inseguridad, perturbación e insensatez del mandatario de los colombianos.

Volviendo a la frase inicial, que ha propósito ha sido la más controvertida poniendo en jaque a todo su gabinete, incluyéndose él como el principal cuestionado, solo da entender la continua improvisación gubernamental, que a medida que la clase campesina y productora del país arremete por todos los medios para lograr por lo menos ser escuchada, el jefe de Estado y Gobierno, se escabulle y emite gestos y acciones propias de un desorientado aprendiz, que piensa que tiene todo el tiempo del mundo para dar resolución a problemas que con justa razón millones de labriegos exigen.

Hoy, el pueblo esta rebotado y con argumentos sólidos, que no ameritan discusión, sino solución de inmediato. El mismo gobierno lo reconoce y utiliza como excusa para salir del apuro: “es un paro de hace 50 años, por lo tanto los problemas son de fondo”. Claro que son estructurales, pero no es por el tiempo, sino por el esquema político y gubernamental, donde el sector agrario es la cenicienta de la inversión pública, que solo ha dado para sobrevivir, más no para vivir decentemente como debiera ser lógico.

Mientras no se generen políticas serias, encausadas a solucionar la problemática que hoy azota no solo al gremio productivo sino a varias facetas de la economía, el conflicto continuará, incluso, en adelante ni los acercamientos o acuerdos serán oportunos, ya que nadie creerá en este tipo de actos, acrecentando el problema y transformándolo en insultos a la opinión, así como lo acaecido la pasada semana: "el tal paro nacional agrario no existe". Con lo anterior me hace recordar expresiones del comediante mexicano ‘Chespirito’: ‘se me chispoteo’, o la otra, ‘fue sin querer queriendo’.

Se dice que como estrategia para tener control del desorden social de estos diecisiete días, el gobierno de Santos Calderón, ha incidido en el fraccionamiento de las protestas, con el propósito de manejar y aplicar ‘pañitos de agua tibia’; solo que esta división se le salió de las manos convirtiéndose en un grave problema, debido que los departamentos afectados, hoy todos tienen sus propias peticiones, obligando al ejecutivo y gabinete ministerial dar la cara y concretar acuerdos regionales o locales.

Desde la mesa de negociación en Tunja, se ha dado la orden de levantar los bloqueos, siendo una exigencia que solo en algunas zonas de Boyacá se ha acogido. Entre tanto, sigue en paro indefinido Putumayo, Cauca, Caquetá, Huila, entre otros departamentos del país. Lo de Nariño, hace unas horas se llegó a acuerdos para normalizar actividades, especialmente con comunidades indígenas, más no está claro con el sector campesino.


Estos acercamientos y concreciones por separado, no solo es un problema de manejo para el equipo negociador del gobierno central, sino que se convierte en una bomba de tiempo, por la serie de compromisos específicos que serán medidos y seguidos con lupa por la comunidad y gobernantes regionales y locales, que de no cumplirse, en cualquier momento reventara y el colapso será total. La nación colombiana no tolera otra chispoteadera más.

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