lunes, 15 de abril de 2013

‘EL NEGOCIO’ CONTINÚA


Por: Iván Antonio Jurado Cortés

A pocos días para que la ley más controvertida y generadora de injustas riquezas   a costilla de miles de vidas humanas como es la Ley 100 cumpla 20 años de existencia, y ser una de las mas trastocadas en este país, hoy el gobierno nacional intenta responderle al pueblo, expresando que se le hará una ‘reforma estructural’ a la acribilladora normatividad.

La iniciativa surge a raíz de las fuertes presiones populares y demandas que algunas instituciones han tenido que afrontar por la inefectividad de semejante legislación. Sin embargo todo parece ir nuevamente por el camino equivocado, dejando de ser una ‘reforma estructural’ así como la llaman sus ponentes, para convertirse en otra ‘retocada’ a una Ley sanguinaria y exterminadora de la salud y dignidad humana.

En aquel tiempo se vendió esta ley con un título muy sugestivo: “Por la cual se crea el Sistema de Seguridad Social Integral y se dictan otras disposiciones”, normatividad soportada en seis principios fundamentales (Eficiencia, universalidad, solidaridad, integralidad, unidad y participación),  y presentada como la solución perfecta a la crisis que se vivía a causa de la inoperancia y corrupción por parte de las entidades oficiales que manejaban el sistema de salud. Cumpliendo dos décadas, todo decanta en que esta creación maquiavélica producto del  absurdo neoliberalismo que afronta la nación del ‘Corazón de Jesús’, es la causante de la violación sistemática de los derechos fundamentales del ser humano, provocándole una despreciable calidad de vida, y por ende un retroceso en el desarrollo social.

Colombia es uno de los pocos países latinoamericanos donde los gobiernos centrales se han caracterizado por la creatividad, habilidad y capacidad de manipular y sobreponer acciones dentro de la legalidad, pero que causan mucho daño a la sociedad.

En este orden, un sinnúmero de leyes y decretos se han puesto en marcha, tal es el caso de las normatividades en los sectores de educación, agropecuario y por supuesto salud, que ha propósito es el más afectado. Los generadores de estas leyes vienen formateados bajo la viabilidad capitalista impuesta desde el Fondo Mundial y otros organismos financieros internacionales, cuyo objeto es blindar la inversión a cualquier costo.

La Ley 100 en el Capítulo I, Artículo 4° expresa: “La Seguridad Social es un servicio público obligatorio, cuya dirección, coordinación y control está a cargo del Estado y que será prestado por las entidades públicas o privadas en los términos y condiciones establecidos en la presente ley. Este servicio público es esencial en lo relacionado con el Sistema General de Seguridad Social en Salud. Con respecto al Sistema General de Pensiones es esencial sólo en aquellas actividades directamente vinculadas con el reconocimiento y pago de las pensiones”. Este es uno de los fragmentos de la inhumana ley, que ratifica el ingenio de quienes perfilan esta clase de normativa, propulsados única y exclusivamente por el interés financiero de quienes apalancan campañas electorales a favor de un gobernante que les pueda saciar el apetito devorador de enriquecerse con dineros del pueblo… hoy nada de esta ‘culebrera y embaucadora letanía’ se cumple, solo es un sofisma, como la mayoría de propuestas indecentes que un gobierno neoliberal puede hacer.

Aunque tarde, ha llegado el momento para que cualquier connacional sienta y entienda el rigor de una ley que a nivel de salud es rotundamente nefasta. Son miles de víctimas mortales a causa de de este anacrónico sistema. Es una lástima que la salud en Colombia se haya convertido en simple mercancía, donde el mejor postor tiene la oportunidad para determinar en la vida de una persona. Necesariamente esta ley debe liquidarse por completo, así como las infames intermediarias Empresas Promotoras de Salud EPS.

Es preocupante lo que se ventila en la próxima ‘reforma de la salud’… el solo hecho de hablar de reforma deja mucho sin sabor, entendiendo que se pretende jugar con las mismas cartas… conscientes de que verdaderamente se debe cambiar es el sistema; empezando por la construcción de una ley concertada, futurista y humana. Que las EPS o empresas por el estilo no tengan asiento en el organigrama de operación.

Sin embargo, ya se vislumbra que por compromisos capitalistas entre altos funcionarios del gobierno y gerentes de las EPS, simplemente estas cambiaran de razón social, pero en el fondo seguirán siendo determinantes en la prestación del servicio, ahora enmarcadas en la figura de gestoras sociales.

Así como están las cosas, la polémica ‘reforma’ a la salud es un juego de ajedrez, sin salirse de la formalidad del mercantilismo, proyectada a fortalecer aún más a estas empresas privadas, quienes finalmente continuaran teniendo el control de los recursos públicos presupuestados para la prestación del servicio. Otro engaño más, que conllevará sin lugar a dudas al colapso total de este asesino sistema. Colombia es de los pocos países en el mundo donde la salud es el negocio más lucrativo, con la venia obviamente de los gobiernos de turno.

Lo que sí está claro, es que la sonada reforma va en contra de la única garantía constitucional que tienen los afectados como es la Acción de Tutela; ahora ni el mencionado mandato legal servirá para exigir este derecho tan fundamental para una persona. Las aniquiladoras EPS se cubrirán con manto de pureza y moralidad para transformarse en salvadoras de este corroído y putrefacto sistema…

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