Por: Iván Antonio Jurado Cortés
Hace unos días terminó el mejor espectáculo deportivo, aplaudido y reconocido por millones de personas en el mundo entero. Los juegos olímpicos, la tradición deportiva de mayor antigüedad y jerarquía cerró con broche de oro su xxx presentación. Encuentro que se celebra cada cuatro años, convirtiéndose en un escenario de ensueño y perfección.
Fueron más de doscientos veinte países los que participaron de tal importante certamen atlético. Inglaterra fue por tercera vez sede de este magno evento que por espacio de 17 días albergó aproximadamente a diez mil deportistas y veinte millones de turistas. Este es el único espacio donde se habla un solo idioma, se marca un solo paso y se celebra con grandeza subliminal. Negros, blancos, indios y amarillos se funden en un arco iris de encanto, pasión, ilusión y alegría colectiva.
Miles de atletas se preparan con años de antelación con miras a clasificar y ser protagonistas de este encuentro cuatrienal de mayor importancia en el orbe. Son cientos de disciplinas y modalidades que se conjugan simultáneamente, arrojando un maravilloso espectáculo sin precedentes; permitiendo la admiración y ovación de toda la humanidad. Países como Estados Unidos, China, Inglaterra, Rusia, Corea del Sur, entre otros, marcaron la diferencia en calidad, cantidad y medallería. Igualmente sorprendieron incipientes delegaciones, gracias a las buenas intenciones, compromiso y responsabilidad de sus deportistas, caso concreto de Uganda, Kenia, Etiopía y Jamaica.
Aunque el capitalismo con el paso del tiempo ha influenciado significativamente, sin embargo esto no ha implicado para que estas olimpiadas pierdan su esencia, por el contrario se han fortalecido en participación, competitividad e inclusión de deportes que a sus inicios no los aceptaba el Comité Olímpico Internacional. En esta oportunidad fueron 86 países los que por lo menos una medalla ganaron, entre ellos Colombia, ubicándose en el puesto 33 con ocho medallas, una de oro, tres de plata y cuatro de bronce, para una sumatoria total de 19 preseas conseguidas desde 1972, cuando nuestro país se presentó por primera vez. Cabe resaltar que solo dos congratulaciones doradas hacen parte del consolidado final.
El 90% de los participantes nacionales que han representado al país desde su primera intervención, provienen de estratos sociales humildes, donde la pobreza monetaria es el común denominador, concluyendo que la fuerza de voluntad para sobresalir económica y deportivamente no tiene límites, convirtiéndose en un perfecto propulsor para la obtención de logros, inalcanzables para ciudadanos que teniendo los medios no propongan emociones y éxitos deportivos nacional o internacionalmente. Sin desconocer que los juegos olímpicos de Londres marcaron la historia deportiva colombiana, esto no es suficiente para colmar los sacrificios de cientos de deportistas o las expectativas de 45 millones de compatriotas que sueñan con triunfos más integrales y justos.
Como en otras oportunidades, que no pase como una colombianada más, donde unos emotivos gritos y enérgicos aplausos efímeramente empañen las pantallas de televisión. Ocho medallas olímpicas necesariamente le implican al gobierno una permanente responsabilidad política, económica, social y deportiva; acto que obligatoriamente desencadena una serie de acciones desde el gobierno central, seccional y local en pro de salvaguardar las potencialidades atléticas.
Que no suceda lo de Zorobabelia Córdoba, la “Perla Negra” del atletismo que hoy yace entre el abandono y apatía de un Estado indolente de su trayectoria deportiva y entrega a la patria. Las leyes deportivas deben ser enfáticas en proyectar frutos humanos, sostenibles en el tiempo y con un apalancamiento económico y técnico suficiente para impulsar a todas las personas honestas que representan el tricolor en diferentes escenarios deportivos.
La nutrición, educación y preparación técnica juegan un vital papel en la formación estructural de un deportista de alto rendimiento. Se ha comprobado científicamente que la genética no es determinante en las definiciones deportivas, pero si lo es la nutrición; razón para tener en cuenta en la formulación de propuestas legislativas. Los aplausos son estimulantes mediáticos, más la intervención gubernamental debe ser de carácter permanente y direccionada a los deportistas desde su inicio hasta los últimos días de su consagrada vida. El reto está en la próxima olimpiada Rio de Janeiro 2016. Amanecerá y veremos… que no sea un mero folclorismo.
Que las ocho medallas olímpicas se transformen en ocho razones básicas para la proyección del deporte competitivo y de convicción, al tiempo de reconocer que Colombia posee una combinación racial, perfecta para fomentar deportistas en todas las tallas. Aprovecho este espacio para felicitar a todos mis campeones 2012.
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