lunes, 30 de julio de 2012

¡MALDITA HERENCIA!

Por: Iván Antonio Jurado Cortés

Muchos de los problemas sociales que afronta hoy nuestro país proceden del sistema gubernamental que equivocadamente se ha implantado desde tiempos remotos. Hoy nos lamentamos que el libertador Simón Bolívar haya truncado su proyecto político, lastimosamente solo se dieron algunos indicios insuficientes para emprender un desarrollo ideológico acorde al sentir popular de la época y el futuro. Es por esta razón que después del temprano fallecimiento del libertador, se cambia el rumbo de la política colombiana.

Empiezan gobiernos inspirados en base a intereses capitalistas, que desde su inicio blindaron las maquiavélicas intenciones de engendrar un paradigma de poder económico a costa de lo que fuese. Años más tarde, todo se fortalece con las famosas luchas partidistas, donde liberales y conservadores aglutinan el poder económico y político para beneficiar sus huestes, permitiendo el asentamiento de dos bandos que pierden el verdadero horizonte social y se transforman en maquinarias clientelistas y arrogantes, vulnerando los principios éticos de una sana gobernabilidad.
Este proceso se profundiza con el denominado “Frente Nacional”, que
Aunque muchos dirán que tiene que ver esto con la crisis socioeconómica de nuestra nación, pues la verdad, si son argumentos sólidos para que hoy vivamos esta debacle, azotando sectores fundamentales del desarrollo humano, tales como educación, salud, cultura y saneamiento básico. Las malas proyecciones gubernamentales han perjudicado enormemente al 80% de la población colombiana. El favorecimiento político solo ha sido para la clase empresarial y poderosa del país, aumentando cada vez el apetito devorador y ampliando la brecha entre pobres y ricos sin ninguna contemplación.
La crisis en salud que afronta Colombia en la actualidad, es resultado de una formula pensada solo financieramente, más no social, afectando drásticamente a todo el pueblo. Con la Ley 100 de 1993, empieza la tortura de millones de colombianos; favoreciendo la incubación y creación de “comerciantes de la salud” a través de las Empresas Prestadoras del Servicio –EPS, y con esto privatizando una obligación estatal; transfiriéndole facultades y por ende jugosas ganancias a la empresa privada, hasta el punto que primero se habla “cuanto se gana” y luego el padecimiento del paciente.
A punto de cumplir dos décadas de la mencionada Ley, hoy Colombia necesita un cambio estructural en salud y porque no en educación. Se comprobó que el actual sistema de salud no funcionó, solo sirvió para el enriquecimiento de mercaderes del ‘dolor ajeno’ y la quiebra de la red hospitalaria del país.
Es aberrante saber que en Colombia cada día se cierra un hospital o clínica estatal, caso contrario, se compran acciones en empresas aseguradoras, equipos de futbol, campos de golf y cadena de hoteles, gracias a la millonaria ganancia de EPSs particulares. Es demasiado preocupante cuando el presidente Santos manifiesta que se hará una intervención de estas y que solo quedaran habilitadas las que reúnan ciertos requisitos; sabiendo que se debe corregir de fondo esta ‘patología’, con la implementación de un equilibrado sistema en salud, donde se elimine por completo la intermediación y el manejo sea exclusivamente estatal. Necesariamente hay que legislar en favor del pueblo, generando el espacio idóneo y concertado con los implicados, para determinar de una vez por todas una Ley en salud diferente a la actual, donde el paciente sea la prioridad y el capital pase a un segundo plano.
no fue más que una coalición político-electoral, con el fin de beneficiar a los dirigentes de los partidos políticos tradicionales de nuestro país. Este pacto clientelista, se caracterizó por repartirse en partes iguales la burocracia regional y nacional por el espacio de diez y seis años consecutivos; empezando con la presidencia del liberal Alberto Lleras Camargo (1958), hasta la del conservador Misael Pastrana Borrero (1974). Fue tan fuerte esta actividad, que sus reflejos aún se sintieron hasta la presidencia de Virgilio Barco Vargas. Es verdad, que esta alianza en algún momento tuvo justificación por la violencia desatada en 1948; pero también fue la gran oportunidad para equiparse y enraizarse como partidos, desconociendo el pensamiento de muchísimos compatriotas que nunca han compartido los ideales y procederes de estos grupos políticos; ya que en la mayoría de tiempo han estado a merced de la élite y oligarquía del país.

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