“”La vida solo puede ser comprendida
mirando hacia atrás, más solo puede ser
vivida mirando hacia delante”
SOREN KIERKEGAARD
La profesión médica se encuentra actualmente frente a una nueva ética que reemplaza la antiquísima ética médica: la Bioética. Ante esta el médico pierde la autonomía que había adquirido frente al enfermo por mandato de Hipócrates, padre de la medicina, y se somete a la dictadura del paciente, quien pasa a ser amo y señor de sus decisiones, su salud, su vida, aunque no tenga los elementos necesarios para tomarlas.
El médico además de perder el poder en los hospitales, sus cuarteles por los últimos 2000 años, pasa a ser un subordinado y objeto de demandas y castigos y penas jamás pensadas, sin permitírsele la tolerancia del error humano y por ende medico, de una profesión que es ciencia y arte y por lo tanto falible.
El médico cae del pedestal en que se encontraba codeándose con sacerdotes y dioses del Olimpo, se vuelve más humano y más mortal. Las columnas milenarias de la ética hipocrática con su antigua solvencia intelectual se derrumban, para abrirle paso a una nueva ciencia en construcción que todavía no conoce sus linderos, y se encuentra sin referentes definidos
Pero el error medico, punto central de esta discusión, no es exclusivo de los galenos, sino del “Proceso de Atención Clínico Asistencial” en donde ademas del medico, intervienen otros profesionales y paramédicos, que son responsables del cuidado del paciente. Errores sobre los cuales debemos aprender todos para conducir la práctica clínico-asistencial a puerto seguro, y para que a fututo no se repitan las fallas encontradas en el presente. Surge entonces el concepto de calidad que lo único que busca es minimizar los errores o eventos adversos para evitar las indeseadas demandas.
Las Guías y Protocolos de Atención, las Normas Técnicas, los Procesos y Procedimientos, buscan reducir los errores, salirnos de la forma tradicional de hacer medicina basados en la humildad e individualidad Hipocrática de la medicina como arte, y catapultarnos a la visión moderna de la practica clínica como ciencia, basada en la evidencia que en pocas palabras es la comprobación estadística del “ojo clínico” de nuestros maestros.
Incrementar la seguridad del paciente es un imperativo moral de la medicina, y por lo tanto las políticas públicas deberían estar dirigidas a conocer y reducir los eventos adversos. No se trata aquí de identificar reos para sentarlos en el banquillo de los acusados, sino de reconocer errores para prevenirlos, exceptuando de ellos la “Conducta Criminal”, es decir cuando hay intención de hacer daño; la “Violación Consciente y Voluntaria” de una norma de seguridad explicita y finalmente cuando hay “Ocultamiento del Error”.
Sin embargo hoy la medicina continúa en medio de la dualidad de la humildad para reconocer los errores y aprender de ellos, y el orgullo de alcanzar grandes logros, como han sido la reducción de mortalidad y el aumento de la esperanza de vida. A los médicos les toca escuchar con tolerancia y acatar con humildad las decisiones de los pacientes, aun en contra de la vida misma, sin que ello conduzca a demandas o sanciones, y sin que exista una responsabilidad por parte del Paciente ante las Leyes y ante la vida misma, porque hasta hoy, los médicos con nuestra profunda formación humanística, sustentada en principios éticos milenarios, no hemos demandado al primer paciente.
Hoy la Bioética es la nueva ECUMENES que busca nutrirse del conocimiento y la praxis, para alcanzar la madurez necesaria de faro guiador de la conducta humana en todas sus disciplinas.
Pero me surgen en este momento algunas preguntas: ¿Es lo mejor para el hombre y la humanidad? ¿Es bueno no defender la vida a ultranza, y dejar la toma de decisiones médicas a no médicos?
Sostenibilidad y sustentabilidad a futuro, es la meta de la Bioética , que todo lo quiere y piensa que todo lo puede, y espera pronto contar con un nivel de argumentación tal que nos convenza a nosotros.
La Ley 1164 del 3 de Octubre de 2007, o Ley de Talento Humano en Salud, no abandona la antigua Ética Medica y la matrimonia con la modernísima Bioética en la prestación de los Servicios de Salud, en su artículo 34 que dice: Los Principios, Valores, Derechos, y Deberes que fundamentan las profesiones y Ocupaciones en Salud, se enmarcan en el contexto del cuidado respetuoso de la vida y la dignidad de cada ser humano, y en la promoción de su desarrollo existencia, procurando su integridad Física, Genética, Funcional, Psicológica, Social, Cultural y Espiritual sin distinciones de Edad, Credo, Sexo, Raza, Nacionalidad, Lengua, cultura, condición socioeconómica e Ideología Política, y de un medio ambiente sano.
La conducta de quien ejerce una ocupación en el Área de la Salud, debe estar dentro de los límites del Código de su Profesión y de las normas generales que rigen para todos los ciudadanos, establecidas en la constitución y la Ley.
JOSE ZIADE BENITEZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario